Dos de las más destacadas canciones de «Los Viejos Rockeros Nunca Mueren» (Polydor, 1979), tales como la adaptación del famoso tema de Elvis Presley, muy sui generis, menos salvaje que la original pero con la suficiente chispa como para no caer en el querer y no poder, y una de sus canciones más emblemáticas y perdurables, «Un caballo llamado muerte«, esa denuncia contra la droga que tantos estragos causó en la década entrante, de las más encendidas del álbum que, en medio tiempo, se acerca, aún lejanamente, a los momentos hard rock que nos deparará el cantante.
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