Tras colaborar junto a Corcobado en la grabación del tema central de “El Crack” (José Luis Garci, 1981), surge la oportunidad de grabar todo un álbum en conjunto, y este se graba en los estudios Box de Madrid a finales de 1996, producido por sus intérpretes, quienes entre ellos se reparten la escritura de las canciones, con la excepción de “Getsemaní”, uno de los temas del musical “Jesucristo Superstar” (Tim Rice y Andrew L. Webber, 1970) en la versión en castellano popularizada por Camilo Sesto.
Hay un problema con este disco. A diferencia de lo que ocurre con las anteriores canciones en solitario de Manta Ray, aquí estas no acaban de casar del todo con la voz de Corcobado, que a menudo resulta sonar superpuesta. El más claro ejemplo de ello es “Puta”, en la que Manta Ray se adelantan a ellos mismos y recrean la atmósfera jazzístico-electrónica que se dará en “Sandun” en su siguiente disco en solitario, por lo que probablemente fueran los que más favorecidos salieran de este encuentro. Sin embargo, el álbum da grandes momentos mejor compenetrados como en “Hoy no existo”, “Cadalso de amor y odio”, o “Gitanita”, que bien entraría en los discos de fijación flamenca de Los Planetas.
En definitiva, un disco del que, con el tiempo, merece la pena destacar sobre todo su parte instrumental.