“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar. Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción...” Así se inicia un disco clave en la carrera de Serrat, unas palabras que reflejan a la perfección el sentido de este disco. Unos versos escritos por el poeta Machado pero que Serrat les hace suyos. Es cierto que Serrat nunca persiguió la gloria, sólo cogió una guitarra y empezó a cantar porque pensaba que era el camino más fácil para llegar a la falda de las chicas. Pero con el tiempo lo alcanzó, precisamente con este álbum que le abrió las puertas a Latinoamérica. Un disco que se convirtió hasta esos momentos en el más vendido en la historia de la música española.
Las pocas críticas que recibió esta grabación fueron por los cambios introducidos por el cantautor en los poemas de Machado. Cambios necesarios para hacerlos más musicales. Pero para el que escribe esto ahí es precisamente donde reside su fuerza, en la conjunción del poeta y cantante. Una unión que hace que desaparezca donde acaba uno y donde empieza otro. Una unión de la que ambos saldrían reforzados, Serrat camino de la leyenda que es y Machado porque gracias al Nano mucha gente le descubrió.
Dicha conjunción entre los poetas tiene su perfecto reflejo en el tema que abre el disco. “Cantares” es un clásico del repertorio serratiano. Uno de los mejores temas, no ya de este disco, sino de toda su carrera. Para ello coge extractos del libro “Proverbios y Cantares” del poeta sevillano y añade unos propios en lo que habla sobre el exilio de Machado. Un exilio que le condujo al pueblecito francés de Coulliure, nombre del único tema escrito enteramente por Serrat en este disco. “En Colliure” es un sentido homenaje a la vida del poeta que “Profeta ni mártir quiso Antonio ser. Y un poco de todo lo fue sin querer”.
Otra de las cosas destacables, aparte de las magníficas adaptaciones de Serrat, son los arreglos de Ricard Miralles. Unos arreglos acorde con el sentido de los temas, unos arreglos juguetones y cómplices en “Las moscas”, o remarcando el sarcasmo implícito de “Llantos y coplas”. Un retrato caricaturesco de la sociedad aristocrática de la época que tendrá su continuación en “Del pasado efímero”
Una poesía crítica la de Machado que en este álbum se verá reflejado más veces. Una crítica a la propia España a la que soñaba mover un poco los cimientos. Suavizada por Serrat en “Parábola”; y en la breve pero concisa “Españolito”. Un directo que va in crescendo hasta advertir “Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios / una de las dos Españas / ha de helarte el corazón”. La otra es el otro tema más reconocible del álbum, “La saeta”. Serrat avanza con paso marcial al mismo tiempo que como el poeta es partidario de una religiosidad distinta al de la Semana Santa. Él es más afín a ese Jesús esperanzador. “No puedo cantar, ni quiero, a este Jesús del madero, sino al que anduvo en la mar”.
Del resto de temas nos encontramos con “Retrato”, donde Serrat evoca la infancia del poeta y sus principios, y los asume como propios; “A un olmo seco”, poema relacionado con la enfermedad de Leonor, el gran amor del poeta o “He andado en muchos caminos”. Donde nuevamente se ve que las preocupaciones de ambos maestros son las mismas. En él Machado dibuja un retrato social de la época de los que tanto gustaba hacer a Serrat.
Este álbum significa mucho para el noi del Poble Sec. Es su reafirmación de una apuesta arriesgada como era la de pasarse al castellano cuyos primeros temas languidecían comparados con las composiciones en catalán. El siguiente paso será el sobresaliente «Mi Niñez» (Zafiro / Novola, 1970) y después su otra obra cumbre «Mediterráneo» (Zafiro / Novola, 1971).