Así por orden de primero a cuarto se organizó este disco con los cuatro primeros puestos del Festival de Benidorm, encabezado por “Llevan” con la que un chavalín llamado Raphael acababa de alzarse con la sirenita de oro; es decir, con el premio mayor. Lo que entonces nadie sospechaba es que en poco tiempo ese chaval le arrabataría el título oficioso de primer cantante español.
Por lo demás, se trata de principio a fin de un disco funcionario con tufillo a balada anodina y composiciones sensiblemente parecidas unas a otras. Voz aterciopelada, orquesta rutinaria y romanticismo tópico cargado de bucólicas imágenes manidas. No tuvo gran repercusión comercial oscurecido por otros EP de este mismo cantante que en su año dorado vendieron mucho más que éste.