Salmos 150

Grabado en los estudios RottenRat situados en el barrio del Coto de Gijón, con este «Salmos 150» César Maltrago y los Atractores Extraños confirman la viabilidad de un proyecto que inició casi accidentalmente, al trasladar sus posibilidades creativas en la escritura a la versión musical. Diego Reyes (técnico de sonido asimismo y responsable de algunas de las percusiones) y Javo Münster se encargaron de la producción artística.

Sus composiciones le sitúan en un espectro que cubriría detalles que tienen algo de los universos sonoros que exploraron Nick Cave, Chris Isaak o Lloyd Cole. Navega por ejemplo en la atmósfera de cafetín decadente con su «Entreguerras», al que acompaña con un videoclip diseñado en esa onda. Canta de forma entrecortada y lenta enunciando que los intentos del rock por quebrar a la protagonista fueron esquivados aprendiendo a volar.

Con «Orfeo» se introducen elementos específicamente locales en la letra: «Ahora en Gijón envejecen nuestros cuerpos pálidos quebradizos enfermos de sal«, además de las gaviotas que se oyen sobre Santa Catalina.

Exposición al sol y la mención a soldados que quizá justifique el aire ligeramente marcial de la percusión marcan la estructura de «Lo pagano».

Igualmente lenta y sinuosa marca el borde intimista en lo musical del disco. A partir de entonces, los cortes cobran cuerpo y una energía que probablemente permita ver la versión más atractiva de César Maltrago y los Atractores Extraños. Y es que el ritmo vivo que coge «Vade retro» se consolida en «Tierra y arcilla». Es éste el tema que más y mejor atrapa del disco. Su intensidad se mezcla con un cierto tono oscuro imbatible.

La electricidad contenida de «Los ceros» y la solemnidad repetitiva empapada de cierta atmósfera americana, india de «Walking around» ponen el punto y final del disco.

La lista de nombres propios que aparecen en los agradecimientos en este disco es grande, incluyendo entre otros a Pablo Und (que ayudó y revisó todo porque en un principio lo iba a grabar él) o Guzmán Argüello.

La presentación merece un destacado capítulo aparte. Cartonaje desplegable de tacto rugoso y olor atractivo que encierra un CD con estética de vinilo. Cuidados detalles para quien concibe la música como un ejercicio intimista y de entrega absoluta