Un LP que se divide en dos grandes partes: la canción “Una estrella en mi jardín” y todas las demás. La primera parte es una canción preciosa y con indudable gancho firmada por Maryní Callejo y Mari Trini con un estribillo de los mejores de esta cantautora y una estrofas susurradas al oído del oyente que son pura delicia. Una canción grande se mire por donde se mire y cuya justa valoración prefiero reservarla para el correspondiente single. En ella, la murciana vuelve a su contenida desazón de sus primeros tiempos y a una inspiración de la que en discos anteriores andaba huérfana.
Bueno y ahora vamos con la segunda parte formada por las restantes siete canciones. Constituyen una invitación a siete bostezos y por mucho que rebusco no hallo una pizca de originalidad o al menos un regusto a las grandes canciones de esta intérprete y autora. Parece que Mari Trini gastó todo su material imaginativo en un solo tema.
Ni la anodina “Robar amor”, ni en la teología grandilocuente de “Tú y tu Dios”, ni en la saltarina “A bailar…a seguir”, ni en el acompañamiento sabrosón de “A ese hombre”, ni en la cascada de violines de “Hablando sola”, encontramos nada reseñable; aunque en justicia hay que apuntar que la última de las citadas posee una buena letra y es una canción bastante mejor que las otras mencionadas.