El LP más romántico y edulcorado de Nino Bravo incluye sus dos últimos y exitosos sencillos más unas cuantas canciones mucho menos conocidas. Este disco grande quedó bastante oscurecido por los dos pequeños vendidos a toneladas en los meses anteriores, especialmente por el que da título y encabeza este álbum.
Entre esas canciones vamos a encontrar un buen tema de Juan Carlos Calderón: “Cartas amarillas”, una pieza iniciada por un piano digno de Chopin y un aire clásico en la que la voz de Nino Bravo queda en segundo plano, casi en susurro. Una canción sentimental en la que el cantante aparece más comedido que de costumbre, lejos de alardes vocales y se pone al servicio de una canción y no al revés como resulta habitual en las grandes voces melódicas.
Para este disco, Nino Bravo va a recurrir a canciones foráneas, incluyendo tres temas no excesivamente conocidos, pero que previamente habían sido grabados por Gary Puckett & Union Gap: “La niña es ya mujer”, The New Seekers: “Por fin mi amor” y de la banda sonora de la película “Love Story” (Arthur Hiller, 1970): “Para darte mi corazón”, que no es el famoso tema de este filme, sino otra canción distinta. De estas tres baladas, personalmente la que menos me disgusta es ésta tercera, una melodía lentísima con un interesante coro femenino y violines a porrillo que Nino sabe llevar a su terreno.
Del resto, exceptuando los dos superéxitos en single, podría fijarme en “Arena de otoño”, con una original instrumentación, que se aparta bastante del resto de un contenido bastante repetitivo y algo flojito, si exceptuamos las canciones de mayor relumbrón comercial que ya eran sobradamente concoidas cuando el presente disco se puso en la calle.