Shinnight Light Series

El primer disco de Universal Circus, como ya bien avanzaba una preliminar maqueta con cuatro temas, que repiten todos en este debut oficial, representa una obra con empaque y consistencia, de escucha sosegada y envolvente que sabe ir matizando el imaginario que sugiere.

La presentación de “Lucy in the space”, ese canto a la admiración y el anhelo que todo lo bello y lo extraño de Ella despiertan, da inicio al disco de forma esplendorosa. “It so foolish, it would be so nice. It would be so nice to see her sometime”, dice con esa voz de sueño Jose Lozano.

Cortes como “Magic styling mirror” o “The pain & the law” transmiten ese tira y afloja entre placer y dolor, entre quedarse estático e implosionar, en una fantasía constante que a veces se convierte en violencia despiadada y otras en ternura sumisa, detalles de un recorrido, esto es, por la fantasía de la mente.

Alarmante resulta la letra de “Universal”, a pesar de su lúdico final, cuyo piano de feria parece quitarle miga al asunto y, sin más, perderse en lo básico del humor y de lo infantil.

Las dos partes de “Mind Circus” son buen ejemplo del imaginario que les da nombre a la banda y al mundo dibujado en el diseño del CD. La mente como amplificadora y al mismo tiempo aprisionadora de todo, la mente como circo, entre guitarras algo encabritadas en un pasto de ruidos de robot entusiasmado.

“Browning in the twenties” es, quizás junto a la puesta en video “He ‘too’ is a robot” o “Outside the break”, una de las canciones más arrebatadoras del disco, gracias lo directo de su ritmo y melodía, y también a la complicidad de unos buenos arreglos, presentes éstos a lo largo de todo el disco, en forma de vientos, cuerdas o “amables aparatos del futuro”.

El digno cierre del disco con “J.U.N.O. (the woman…)” reincide, empleando todo el minutaje necesario y recordando con esos recorridos brillantes de guitarra a los mismísimos Explosions in the Sky, en esa entrega hacia lo extraño pero reconociéndolo rápido como hogareño y cálido, como lugar donde quedarse, por lo menos, una temporadita.