La hemorragia musical ochentera comienza a remitir en España; la década se acerca a su fin. Las musas dejan de mirar al norte (Inglaterra) y se empiezan a fijar en el oeste (Norteamérica). Pero la herida abierta por Gabinete Caligari aún emana sangre…
”Privado” (EMI, 1989) nace en las peores circunstancias; es el disco siguiente a “Camino Soria” (EMI, 1987). Tras esa obra maestra referencial, pocas opciones quedaban para no defraudar. La cosa estaba complicada pero Jaime, Ferni y Edi supieron mantenerse en pie. “Privado”, su segundo disco con EMI, retoma muchos de los dogmas ya establecidos en “Al Calor del Amor en un Bar” (DRO/Tres Cipreses, 1986) y, en cierta medida, aunque no del todo (algo queda) se olvidan del espíritu continuista trazado en “Camino Soria”. Es una fusión entre la obra conceptual y la atomizada. “Privado” es un album carnal, de amores maternos, canallas, secretos y, sobre todo, pasionales. Canciones sudorosas, íntimas, reivindicaciones del chulapeo y de la dedicación absoluta a la mujer. Sus confesiones amatorias, todas, en público.
Vuelven de Soria, de la meseta castellana, una vez redimidos sus pecados dispuestos a darlo todo y a esbozar una oda al amor tórrido de discoteca (o night club) en “La culpa fue del cha-cha-chá”, convertido en himno cutre y casposo por su inaguantable reiteración. Parece que ese año los 40 se redujeron a 1. Pero si algo bueno tiene el tiempo, es que sabe olvidar. Hoy en día la dichosa canción puede ser escuchada sin prejuicios y ganar la batalla de la pesadez. Es un tema perfecto, con sus referencias absurdas, su comicidad descarada y su rotunda horterada. Una letra impecable.
Pero “Privado” tiene otras posibilidades. “Amor de madre” logra acercarse a la pasión infantil maternal sin ruborizarse, lo cual no es baladí. “Profesional” es un temazo que explota en fuego y que apunta las coordenadas del concepto del disco. Únicamente superado por “Sólo se vive una vez”, proclama gamberra y exaltación de la vida, del carpe diem, de una potencia musical que se sitúa entre las cotas más altas alcanzadas por el grupo.
También destaco la versión del “She smiled sweetly” del «Between the Buttons» (Decca, 1967) de The Rolling Stones, y la hermosa “Mi Buena estrella”.
En resumen, otro disco redondo ensombrecido por el éxito de una canción (del Chachachá), pero que el tiempo ha rescatado de su ostracismo.