Tras la conversión de MR en subsello de Ariola, llega, por fin, el ansiado primer largo de los Pistones. Para ello, y por mediación del batería argentino Fabián Jolivet, recién incorporado a Pistones, Ariola pone en manos de Ariel Rot (quien, junto a Fabián, toca la práctica totalidad de los instrumentos) las tareas de producción del disco, lo que a la postre se revelará como todo un acierto, ya que se no sólo se entendería perfectamente con el grupo realizando un excelente trabajo, en especial en los arreglos de guitarra, sino que sería fundamental en la reconversión del power pop nuevaolero de los inicios, a un pop-rock vibrante y enérgico, de guitarras contundentes y estribillos brillantes y pegadizos. Además, interviene en las tareas de producción Peter McNamee, un ingeniero de sonido muy experimentado y con un gran talento, lo que hace que, por fin, el sonido esté a la altura esperada -e incluso mejor-, convirtiendo a “Persecución” (MR-Ariola, 1983) en uno de los mejores discos de la época en este aspecto, así como en uno de los que mejor han envejecido.
El largo venía precedido de la edición del single «El Pistolero”, que se convirtió en el gran éxito del grupo, elevándolo a la primera línea del pop español y sonando en las radiofórmulas y discotecas de toda la geografía española -se hizo incluso una versión extendida de la canción, dirigida a las pistas de baile y editada en maxi-single, «El Pistolero» (MR-Ariola, 1983)-.
Sin embargo, esa canción, que refleja el sonido que en esos momentos venían haciendo The Clash en discos como “Sandinista” (CBS, 1980) o “Combat Rock” (CBS, 1982), con ecos especialmente del tema “Rock the Casbah” de Joe Strummer y compañía, no es ni mucho menos lo más brillante de la entrega.
Para empezar, se recupera dos de las mejores canciones de lo que constituía su repertorio hasta el momento, las sensacionales “Nadie”, que gana en contundencia, especialmente por los teclados introducidos, y una revisada “Metadona” que mejora notablemente la ya de por sí brillantísima versión original; los arreglos de guitarra, la línea de bajo, los teclados, el estribillo y los coros, todo, cambia a mejor, convirtiéndose no sólo en su canción más emblemática y la favorita de los fans del grupo, sino en una de las mejores canciones del pop español de los 80.
Estas incursiones guitarreo más potente y de estribillos pegadizos, las podemos ver en otras buenas canciones como “Persecución”, “Fórmula”, “El último soldado”, “Mientes”, o la excelente “Flores Condenadas”.
Pero la joya de la corona es el precioso medio tiempo, de tono melancólico y guitarra española, “Lo que quieres oir”, que sería otro de los singles de cierto éxito extraídos del LP.
Por último, completa el disco “Galaxia”, tal vez la menos buena, con ecos de pop psicodélico que no funcionan del todo, pero que no desmerece demasiado el conjunto del que, con toda justicia, está considerado como uno de los mejores discos del pop español de la época.