Con el paso del tiempo, el dúo iría poco a poco decantándose por la electrónica. Algo que ya percibimos en su segundo LP: “Paisaje III” (Elefant, 1994). Un trabajo dotado de mucha sensibilidad y un claro espíritu experimental y vanguardista. Conservan su interés por las atmósferas evocadoras con tintes melancólicos y preciosistas. Su capacidad para adelantarse a su tiempo queda clara en cortes como “Niño unicornio”.
El preciosismo crepuscular y las atmósferas cercanas a Cocteau Twins y My Bloody Valentine van dando paso a un techno minimalista con señales acústicas.
“Niño unicornio” es un corte difícil de clasificar, futurismo plagado de luces y sombras, de voces misteriosas y ritmos cambiantes. Esquemas que mantienen en la hipnótica “Eva sobre Eva”.
En “Nudo del cielo y delfín” tejen una atmósfera propicia para volar sin alas y en “Acuarelas, spirales y elefantes” desarrollan una ensoñación onírica cargada de poesía: “Agitado es el sueño que enciende mi corazón / hay niños que juegan y tienen ojos de sol… cuando todo termine ahhhh / pasearemos ahhhh / seremos pájaros… en una calle sin color”.
Cabe destacar cortes como “Hélice” y la intensa “Mar amar”, en este último corte claramente enfocado a la pista de baile, nos muestran su faceta más techno… Señal de lo que nos depararán en un futuro muy cercano.