Buen y poco conocido disco largo, que como siempre en este cantante y creador, es una mezcla de estilos y tiempos solo comprensibles en el imaginario de Micky. Predominan las piezas oscuras, con letras muy trabajadas que hablan de los peligros y añagazas de la vida moderna, sus sinsabores y sus dificultades. Acompañamientos esquemáticos con protagonismos de mansos teclados y alguna abrupta guitarra surgiendo en cualquier esquina. “Hacia la luz”, “El mono gris de Birmania” o “Las sombras” son claros ejemplos de todo esto.
Pero también existe la lentitud masticable de baladas como “Desmáyate”, un blues por la cara como “Donde acaban las ciudades” con todos los aditamentos musicales y literarios que hacen al caso y ritmos duros, durísimos que envuelven la desnuda vida ciudadana como “Una vez más: ¡Acción!”.
Micky nos obsequia con un swing rock clásico entre los clásicos con “Multiplicarse” y hasta se disfraza de country de barriada en “El apagón”.
En suma, eclecticismo muy bien llevado y desarrollado con Micky de vuelta de todo impartiendo una compleja clase a las nuevas generaciones del rock y otros sentimientos bailables.