Tras el éxito de su anterior disco“En Directo” (Ariola, 1990) con el que el grupo volvió a recobrar la popularidad de épocas pasadas, llega otra vez el olvido de los medios y la industria, algo a lo que Burning ya están acostumbrados. Tras no poco esfuerzo consiguen grabar con un pequeño sello su nuevo disco de estudio, dedicado a la memoria de Toño Martín, que había fallecido el 9 de mayo de 1991. Un disco algo irregular pero con todos los ingredientes típicos de la música de Burning.
Hay sobre todo tres canciones que destacan sobre las demás: la preciosa balada “Te quiero tanto”, la enérgica “Weekend”, convertida ya en un clásico del grupo, y la emocionante “Ojos de ladrón”. El disco desprende un sabor a rock añejo, recordando por momentos tiempos pasados, con varios temas, además de los ya mencionados, que consiguen estar a la altura de sus mejores canciones (“No mires atrás”), y demostrar que aún son capaces componer rock and roll enérgico y potente: “De vicio”, “Estrella de la noche”, “Coge la onda” o “Sigue a tu vida”.
Recuperan para este disco dos antiguas canciones: “Todo por nada”, que habían interpretado en directo pero nunca habían grabado en estudio, y su clásico “Las chicas del Drugstore”, con un toque mucho más potente y guitarrero que la original.
En ese sonido contundente y guitarrero que han adquirido tiene mucho que ver la incorporación a la banda como segundo guitarrista de Eduardo Pinilla.
El título del disco ya es de por sí representativo del modo de afrontar la nueva época que atraviesa el grupo, y en la contraportada del disco podemos leer: “La grabación de este álbum ha sido producida y realizada en invierno de 1993, después de haber cerrado un ciclo con el anterior LP Burning ‘En Directo’. Seguimos en el camino, muchos, algunos de nuestros amigos quedaron atrás, pero al final todos bailaremos rock and roll”.