No es de lo mejor de Lone Star, aunque este grupo, aún en sus peores momentos, poseía calidades y cualidades para manufacturar discos atractivos. Como en otros sencillos de aquellos años, éste coloca una canción en castellano en la cara A y otra en inglés en la B. El tema vernáculo es en esta ocasión «Lluvia de mayo», en el que las huestes de Pedro Gené proponen una curiosa mezcla de soul trompetero con un cierto toque eslavo muy propio de esta banda, todo ello pasado por una batidora ciertamente pachanguera. Mucho «na, na, na, na» y repetición hasta el hastío del estribillo en el que se incluía, claro, el título del tema. No es de extrañar que con esos ingredientes hicieran un guiso poco apetecible a los compradores.
Por la otra parte, un tema en directo o falso directo con mucho ruido de la peña y una cierta marcha rítmica en una larga introducción sin más justificación aparente que enervar al respetable. Después Pedro canta con garra un blues eléctrico apoyado en una melodía cien veces escuchada con distintas letras. El grupo derrocha oficio, pero adolece de ideas realmente renovadoras.
Un trabajo, por tanto, representativo de una de sus más oscuras etapas creativas.