«Late at Night» (Chrysalis, 1999) es el disco de la resaca. Algo abrumados por el éxito, y con un presupuesto más alto, la banda graba un disco de hard rock que intenta repetir la fórmula que les hizo grandes sin demasiado acierto, por lo menos a nivel musical. Un primer single, «DJ», que roza la vergüenza ajena (sobre todo por la letra), sirvió de presentación del álbum, que resultó ser un compendio de guitarras fuertes, con toques de heavy, Cristina desgañitándose y alguna canción con la que se intentan desmarcar. El segundo single, «Cherry Lee», mejoró el nivel, pero apenas pasa por ser un remedo de «Serenade», que con una estructura demasiado parecida y que no aportaba nada que no conociéramos al sonido de la banda.
A pesar de lo efectivo de la propuesta a nivel comercial, artísticamente se queda en nada. Sí que coquetean cada vez más con el hard rock, y Cristina Llanos se suelta con su voz, llegando a unos registros rotos y llenos de rabia. Sin embargo, el disco resulta demasiado plano y falto de sorpresas, con algunos temas que parecen hechos en serie, sin pensar, como «Four graves», y otros demasiado vergonzosos en su uso de los recursos del heavy, como «Me and my mulon».
A pesar de todo, no todo iban a ser desgracias en «Late at Night», y el buen hacer de la banda se deja notar en algún tema suelto, como la decente «Dowtown», una de esas canciones que irradian melancolía mezclada con rabia, en las que parece que Cristina puede echarse a llorar en cualquier momento, o «The hitter», una tonada pop que se disfruta de forma inmediata.
En definitiva, «Late at Night» es un disco conservador, en el que la banda mantuvo los parámetros de «Devil Came to Me» (Subterfuge, 1997) que tan buenos réditos comerciales les proporcionó. Las razones de este inmovilismo no interesan, ya sea por convicción del propio grupo o por las presiones de la nueva compañía, pues los responsables finales siempre serán Dover.