Pocos trabajos reflejan la conexión de Apurtu con Bulgaria como éste. Compuesto a partir de todas las emociones que salieron a la luz con el nacimiento allí de la hija de Aitor, cantante y alma mater del grupo, el título se inspira en la ciudad búlgara de Stara Zagora y mucho del diseño gráfico que rodea al disco corre a cargo de artistas de dicha nacionalidad. Hasta un tema cantado en búlgaro, el que cierra el álbum, versión del último de la primera cara, certifican el matrimonio geográfico. Grabado de manera artesanal en el mismo local de ensayo durante el mes de junio de 2014, las mezclas y masterización se encargó a Alberto Porres que trabajó en sus Estudios K de Pamplona.
«Katuen hirian«, o lo que es igual, «La ciudad de los gatos» con la que abren el disco, es vibrante punk rock, con alegato a la libertad de estos a diferencia de las ataduras del hombre. Atropellados en las encrucijadas de caminos sí, pero porque no tienen problema en asumir riesgos.
A estas alturas a pocos les debería de quedar duda alguna de la capacidad de Apurtu para componer su música sin atadura alguna a los cánones habituales que para otros pueda imponer el punk. Sus canciones están escritas desde el sentimiento, como el del ansia por que sobreviva el hijo recién nacido prematuramente, sin miedo alguno a exponerse ante un público que pudiera esperar por contra contundencia y beligerancia en las letras. Es esa actitud compositiva la que explicaría el poso emotivo que rodea a «Soro hutsak» (canción construida mediante superposición surrealista de cosas que vienen a la mente pasando, por ejemplo, por las primaveras de Chernobil) o «Ilargiari begira«.
Es esa agonía que supone el tener a su vástago recién nacida ingresada en la penuria de hospitales búlgaros la que se resume de forma magistral en su nana «Bizi hadi (sehaska kanta)«, acompañada por el dibujo de un carrito infantil en la carpeta interior. Canto con ansiedad pero con la esperanza de que al final sí va a salir adelante, animando al bebé para que reúna todas sus fuerzas y salga del trance. La canción parece tener su continuación con «Etxera goaz«, el himno punk de la vuelta a casa por fin toda la familia gente.
La vena combativa es la de «Mertzenariak«, dirigida con rabia contra políticos, dirigentes y sus brazos armados contra la población. La receta para «Ametsak amets» contempla mucha de esa tensión junto con ingrendientes tan interesantes como melodías vocales en coros especialmente trabajadas.
La cara B empieza con la velocidad de «Saiko» y la crudeza amarga de «Isiltasunaren erreinua«, pero la que termina por atrapar de forma irremediable es «Txikikeriak«. Su aparente simplicidad, con líneas de guitarra que se instalan en la mente para no salir jamás, y su intención decidida de convencerte de la importancia de las pequeñas cosas son, a mi juicio, de los momentos que más grande hace este disco.
Con estructura casi ramoniana, tanto en la música, la letra sobre centros comerciales como nuevos templos de masas y los coros a ladridos cortos, el caso es que «Goazen Z.K.-ra» gana muchísimo en el inesperado arrope casi intimista cuando llegan los estribillos. Detalles así son los que probablemente forjan lo personal e intransferible de la propuesta de Apurtu.
En la versón CD se incluyeron a modo de extras los temas «Bideak 2014» e «Izoztuak«
