El estruendoso éxito que en toda Europa, y más en España, había obtenido el cantante francés Richard Anthony con la edulcorada versión de un pasaje del 2º movimiento del “Concierto de Aranjuez”, de Joaquín Rodrigo, animó a Los Relámpagos a preparar una versión dentro de su acostumbrado estilo de este mismo movimiento con un amplio envoltorio orquestal. No está entre las mejores revisiones clásicas del grupo y prueba de que las cosas se hicieron a la ligera, es que a falta de mejores argumentos, se colocó en la cara B una canción que ya dos años antes había sido editada en LP, EP y single. El disco pasó con más pena que gloria y comenzó a marcar el inicio de un declive en la música del grupo.