Del no tan lejano oeste venía con banjo, armónica y todo el baile del rushgold, el baile de la fiebre del oro con todos los tópicos que hacen al caso: palmoteo, dirección de los pasos de baile a cargo del vocinglero cantante, patadas al aire y coro de mozarrones vaqueros. Una pena que un grupo que solo tres años antes había firmado temas cargados de calidad, cayese en charranadas como ésta.
Y en la cara B, si no quieres caldo, toma dos tazas. Una nueva pieza de rushgold. Por supuesto, el baile de marras no alcanzó la mínima notoriedad.