Dos canciones de Palito Ortega, cada uno en el inicio de una cara, presiden este EP. Por supuesto, el tema estrella es el trepidente y bastante desordenado y mal grabado: “Dejala, dejala”. A pesar de la fuerte competencia foránea, esta versión fue la más escuchada y vendida de uno de los primeros hits del pop sudamericano.
“Hipócrita” es una canción-reproche que pone a caer de un burro a una prójima que no juega limpio en los amores. Luis la canta bien, aunque el tema tiende a espantoso en letra y música.
“Iré a tu boda” es un curioso tema con un órgano eléctrico prediluviano presidiendo las operaciones musicales. Un tema muy de su época y bastante bien construido, interpretado con solvencia por el cantante gijonés. También es movidilla la versión de “Whem you’re smiling”, un swing de la vieja escuela con silbiritos y coros femeninos incluidos con el que Luis quiere jugar a crooner.
Disco cargado de deficiencias, pero que marca el verdadero despegue de un artista hasta entonces grisáceo. Luis parece no aclararse del todo y tan pronto quiere parecer uno de esos cantantes de toda la vida (escuela americana o rancioitaliana) o agarrarse al tren pop ye yé, que en aquel 64 comenzaba a coger velocidad.