Los ratones de la maqueta y el EP dieron paso a los enanos y gnomos con los que ilustraron GRB su LP. Y el caso es que más que de seres de cuentos infantiles los catalanes se referían más bien a los demonios y laberintos internos que atenazan la libertad individual de cada uno.
Lo grabaron en los estudios Maratón a finales de julio de 1987, pero tardaron mucho en poder editarlo, ya que no sale a la calle hasta enero de 1988. La financiación para la producción llega de los bolsillos de Trashmike, amigo rockabilly al que acuden, y el sello con el que se edita es el de los mallorquines Blau, que básicamente les presta la licencia a pesar de que su catálogo tenía poco que ver con el punk.
Musicalmente GRB suenan diferente, cediendo parte de su velocidad original a cambio de ganar en claridad para remarcar las letras y en componer atmósferas orgánicas en lo musical, ricas en detalles, densas, con un punto hasta progresivo que los acercaba, por ejemplo, a la propuesta de los norteamericanos Minutemen. Sin buscar virtuosismos está claro que el grupo se siente a gusto y con confianza para elaborar mucho más la música de sus canciones.
Arrancan con un inesperado aire flamenco en «¡¡Chilla la fiera!!«, que dedican a la cuestión de la tauromaquia, para ir ganando en un cada vez más cargado aire de intriga y guitarras que se van entrelazando. La manera en la que abordan la crítica a la fiesta nacional escapa al del punto de vista habitual, introduciendo el miedo personal trascendiendo de las simples coordenadas de carnicerías: «El hombre prefiere ver su dolor en carne ajena / El miedo al que no se enfrenta, su dolor en carne ajena«. Un enfrentamiento entre el diestro y el animal por muy diferentes razones: «Ya puede empezar la pelea; el torero ‘pa’ lucirse, el toro por su vida«, y que tiene algo en común con el que describen entre monstruo y presa en «La caza«.
Vuelven a explorar los catalanes en sus letras las vías de la aventura de introspección personal, de la superación de esos tortuosos laberintos íntimos: «Si no te enfrentas contigo / ¿con quién te vas a enfrentar? / Si contigo no has podido / ¿cómo vas a reprochar?» cantan en «Demuéstramelo«.
La rutina diaria, el desgaste del paso de las horas sin nada que satisfaga realmente, cantado con en «Día a día» un punk que nada tiene que ver con el del esputo y exabrupto.
No tienen de nuevo problema para acometer contra los guardianes y salvadores de la revolución cuando en «Jim el pacifista» hablan de la mano dura de quienes determinan qué violencia es permisible y cuál no.
Hardcore reflexivo, introspectivo, unos cuantos pasos más allá de la crítica visceral. Más que recomendable