El segundo EP de Astrud es, claramente, un trabajo conceptual, pero como todo en el dúo de Barcelona, muy sui generis. Todas y cada una de las canciones hablan de un cambio que se deja claro en su título: la titular "Cambio de idea", que ya conocíamos de "Mi Fracaso Personal" (Chewaka, 1999), "Cambio de forma", una delicada pieza que se convierte en lo mejor del EP, "Cambio de tiempo", una locura sobre los viajes temporales y "Cambio de sentido", otro de los ejercicios de vanguardia de Astrud, pues consiste en "Cambio de idea" reproducida al revés. Un gusto de EP.