Piedra de toque de orquestas verbeneras, la reunión de un tema procedente de la banda sonora de una famosa telenovela hispanoamericana y una rumba sabrosona, permitió a Julio Iglesias volver a hacer caja y marcar su territorio latino frente a los jóvenes lobos que acechaban su reino. Un Julio Iglesias bailable como nunca y dispuesto a demostrar que un caballo viejo como él tenía aún mucho que correr y que ganar. Se editó en maxisingle con el mix de temas franceses, entre los que destaca su manera de decir la inmortal «Ne me quitte pas» en la otra cara.
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