Ø4. El Conjunto Vacío

Igloo nos presentan su cuarto largo, un álbum grabado en los estudios El Laboratorio Criogénico (Caldas de Reis) y mezclado en Planta Sónica 2 (Vigo), contando con Beni Ferreiro y Adolfo Langa como productores. Su sonido a estas alturas es más que reconocible: bases rítmicas potentes armadas por guitarras afiladas, melodías intensas y una épica bien entendida. Es decir, frescura y contundencia. Para muestra el single de adelanto, «Han Solo«,  un corte con una letra llena de orgullo ante el desamor: «Cierro el puño y no planeo, hierve la sangre… Ahora que estaba listo, acaba todo. Aunque me quede sólo, aunque ya nunca vengas, no te diré que es cierto que me muero por que vuelvas«.

Abre «La máquina de fabricar relámpagos«, un medio tiempo de épica contenida y cadencia siniestra. Tras un breve interludio («Ø4.zumbidos«), llega uno de los cortes más logrados del lote: «Han Solo«. «Todos los días amanece» trae la suavidad y el intimismo, melancolía y emoción… «No inviertas todo tu tiempo ni el sufrimiento en esperar sin saber lo que esperar / todo ese tiempo que nunca volverá«. Con «Sinatra» las guitarras vuelven a afilarse, manteniéndose esos ecos siniestros que percibíamos con anterioridad y que ganan presencia en «Halloween Vs. Samaín» -el Samaín es una festividad celta que tiene lugar la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre y que continúa celebrándose en Galicia-.

Estamos ante un disco más oscuro que los anteriores, un trabajo en el que muestran una gran madurez y escapan de la inmediatez, facturando medios tiempos íntimos como «Canción para el fin del mundo«… El amor nos desgarrará de nuevo. Las guitarras ganan presencia en «EX» -realidad y ficción entrelazándose en un sueño doloroso- y «Mi gran evasión«.