Que alguien -llámese como se llame- vuelva al estudio para grabar material nuevo después de más de tres décadas sin hacerlo, hace torcer el gesto a cualquiera. Ya con el miedo en el cuerpo cogemos el CD y vemos que en el listado de canciones han incluído cinco versiones del tema más emblemático de la banda. Ya nos tememos lo peor, porque si ellos mismos no confían en su nuevo material y piensan que para hacerlo más apetecible tienen que recurrir a semejante cosa, ¿cómo nosotros, que todavía no lo hemos puesto en el reproductor, vamos a confiar en que haya algo potable? Y ya cuando damos el play del reproductor todo se desmorona cual castillo de naipes. Y es que da bastante grima que un grupo rockero utilice bases programadas durante todo el disco y nos hace añorar los tiempos donde cantaban eso de “Los viejos bailarán, me imitarán a mí se modernizarán, les gustará reir, la edad de piedra ya pasó, al menos por aquí”.
Aparte de las diferentes e innecesarias versiones del “Black is black”, también nos encontramos con otra regrabación de un tema antiguo, “Never, never, never”, que fue incluído en el último single lanzado por el grupo allá por 1974. Para el resto de temas cuentan como letrista a la cantante suiza Olivia Gray, que, aparte de ser la autora de las canciones, también aporta en el apartado vocal haciendo dos duetos con Mike, en “Nobody wants to be lonely” -tema que ya hacía unos años antes había sido interpretado en solitario por la misma Olivia y con el que participó en el festival de Viña del Mar-, y en “I need someone” que, junto a “Por tu amor”, forman lo más salvable del disco, y es que ante tan poca cosa al menos se agradecen un par de estribillos pegadizos.
Pero lo de “Nobody wants to be lonely” no es un hecho anecdótico sino que otros temas ya habían sido grabados por Olivia Gray en solitario como por ejemplo “Lady of the night”, “Give me your fire” o “Midnight storm” en su disco “Fascination” (Viteka, 1987) o “Please, please” y “Nice’n’easy” en “Witch of love” (EMI, 1984).
En definitiva, un álbum que jamás debió de ver la luz con el nombre de Los Bravos en su portada, y es que el juego de palabras de la portada lleva a engaño, aquí ni vuelven Los Bravos ni nada parecido, para seguir haciendo bolos y promocionar algún que otro recopilatorio esto era del todo innecesario.