En el 2011 Bunbury aterriza en California y decide grabar «un disco conceptual, dividido en cuatro partes, cinematográfico y narrativo, muy diferente a lo hecho hasta ahora con Los Santos Inocentes». Un nuevo giro en la carrera del aragonés que en esta ocasión decide rendir homenaje a la música latinoamericana en toda su extensión, desde el tex mex de Texas hasta las milongas del Río de la Plata, pasando por la cumbia y la salsa.
El resultado son quince versiones atemporales marcadas por el alcohol y la nostalgia de las cantinas que abarcan desde composiciones de Atahualpa Yupanqui & Pablo del Cerro -«El cielo está dentro de mí«- hasta el dúo Richie Ray & Bobby Cruz –«Licenciado (El mulato)«-.
La grabación se realiza en los estudios SonicRanch en Tornillo (Texas) con su banda habitual, Los Santos Inocentes. Mezclas en los estudios Westlake de Los Angeles, California. El disco cuenta con las colaboraciones del acordeón de Flaco Jiménez, la harmónica de Charlie Musslewhite y las guitarras de Dave Hidalgo (Los Lobos) y Eliades Ochoa (Buenavista Social Club). A la venta sale una edición sencilla en CD y una limitada en doble vinilo que incluye además el CD original.
El disco se abre con el bolero ensoñador «El mar, el cielo y tú«, un corte instrumental compuesto por Agustín Lara que sirve de introducción para «Llévame» (Louie Ortega) y que cuenta con el acordeón de Flaco Jiménez.
Bunbury lleva a cabo una gran interpretación del bolero «Mi sueño prohibido» (Eliades Ochoa), un corte perfectamente armado con la percusión de Quino Béjar y la aparición de Eliades Ochoa. «Pa’ llegar a tu lado» llega con suavidad y desnudez, y «Chacarera de un Triste» (Hermanos Simón) intensidad y electricidad.
«Ódiame» (Barreto/Otero López) es introducida con órgano hammond y acordeón, mezclando tradición y modernidad, reformulando la salsa con tintes psicodélicos que vuelven a ponerse de manifiesto en «Licenciado (El mulato)«. «Vida» (Casas Padilla) trae el dolor y «El solitario» (Alfredo Gutiérrez) el lamento colombiano arropado por Dave Hidalgo (Los Lobos)… «si el mar se convirtiera en aguardiente, en él me ahogaba para morirme borracho«.
Los ritmos de corrido llegan con «Ánimas, que no amanezca» y «Que me lleve la tristeza» (Marcial Alejandro), otra gran interpretación vocal de Enrique, acompañado en esta ocasión por Charlie Musselwhite, quien vuelve a aparecer en el cierre, en los ecos de Atahualpa Yupanqui de «El cielo está dentro de mí«.
Un homenaje sincero al rico cancionero latinoamericano, a la lírica popular y las cantinas como centros de formación permanente.