1977 Limited Edition

1977 Limited Edition

Thee Suckin’ Dicks se habían ganado el derecho a una grabación de un disco por haber salido vencedores en 2001 del primer concurso de bandas organizado por la sala madrileña Gruta 77. Es por ello que en febrero de 2002 acuden a los estudios Heatroom, situados en un polígono de Mejorada del Campo (Madrid), con Karim Burkhalter como técnico y con el propio Indio (responsable del Gruta 77) a la producción.

Para la edición se encargaría H-Records, sello de Reus, que con el de los madrileños, hacía la quinta referencia de su catálogo. Lluci, responsable de la compañía, los había visto en Madrid cuando fue a presentar el disco que había sacado a The Rippers y en el Festival Morcilla Rock de Villarcayo (Burgos).

El diseño, obra de Pato, uno de sus guitarristas, es todo un acierto. Aparte de las fotos (tanto de carrera de coches norteamericana como de ellos) el cartón se desplegaba para mostrar, en la estética del «The Clash» (CBS, 1977), todo el calendario correspondiente a 1977. La idea era conmemorar los 25 años desde la fecha oficial del nacimiento del punk en el Reino Unido.

Pero a punto estuvieron de no poder presentarlo a tiempo, porque a pesar de que los temas llevaban grabados desde febrero, retrasos en el prensado de los vinilos en Checoslovaquia hicieron que los discos no estuvieran a tiempo más que horas antes de su presentación, que tuvo lugar en diciembre en el Gruta 77. Además les tocó tanto a los componentes de la banda como al responsable de H-Records preparar cada uno de los 365 discos marcando un día del calendario y escribiendo una pretendida efeméride que implicase a algún nombre importante del ámbito musical.

El caso es que a pesar de la aparente reverencia al año cero del punk, poco hay en los surcos que haga pensar en las Islas Británicas, la cuna del mismo. Entre las referencias al «Ford Torino» bajo el sol de California, Wichita y sobre todo lo rocoso de las guitarras parece que mirasen más hacia el otro lado del océano para inspirarse. Cuesta no asociar este punk de guitarras duras a las maneras de garage yanqui, de contundencias escandinavas, que vinieron importadas para dinamizar, entre otras, la escena en la capital de finales de los 90 en la que vivieron los Suckin’ Dicks.

Batería a tope y política de no hacer prisioneros. Como la que aplican desde el comienzo en «High risk potatoes«, el tema que dedican a las patatas que servían en el bar de enfrente de su local de ensayo. Corte rápido, frenético y con huecos de sobra para que las guitarras se recreen y lancen electricidad en sus devaneos en solitario.

Cuesta igualmente no rendirse a la atracción de «Taliban girrrl«, que se mueve a tiempo más lento que el resto. Parece ser que se trataba de uno de los temas que más requería el respetable en los directos de la banda.

Con este corte se cerraba la primera cara B. Diseñado de manera que no hubiera cara A y así, garantizar que nada quedara fuera de posibles recopilatorios posteriores que se fijasen sólo en las caras B.

Los otros dos temas son de similar contundencia. Coros apremiantes, pugilismo de alto octanaje y guiños a los ambientes americanos.

Un debut de música intensa y atractivo diseño que no desperciaba la ocasión para agradecer a bandas y salas que les apoyaron a la vez que lanzaba puyas a «contrincantes» habituales como ddtAñade este contenido y dedicaba in memoriams a Gigi Gay que acaba de dejar la formación.

 

Grupo:

«¡Tío, vamos a montar un grupo de...

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Tracklist:

  1. High risk potatoes
  2. Taliban girrrl
  3. Ford Torino
  4. Xploding truck to Wichita

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