TROPOS DE TEMPORADA

TROPOS DE TEMPORADA
Dulce de membrillo / Manzanita
Dulce de membrillo / Manzanita

 

Los membrillos en crudo ofrecen un aspecto desalentador. Al tacto, son duros e impenetrables; recios de sabor y textura si se les hinca el diente. Quizá de ahí provenga la expresión “ser un membrillo” dirigida a alguien muy pánfilo, cuando no zoquete o de pocas entendederas. Lo cierto es que el léxico del español está bien enriquecido y vitaminado a base de fruta. Contiene expresiones idiomáticas repletas de carnosos y suculentos frutos. Por ejemplo, en un campo semántico parecido al de la anterior, se dice de alguien que es la pera (aunque su origen etimológico no se refiere exactamente a una pera), un melón o un coco. Y si nos propusiéramos listar los desplazamientos de significado que hay por la equiparación entre frutas y partes sexuales, podríamos montar una frutería entera. También dan juego para nombres artísticos o de bandas. Ahí están —o estuvieron— Los Fresones Rebeldes, Domingo y los Cítricos, La Naranja ChinaAñade este contenido, Los Limones, Bananas, Papaya, Manzanita

José Manuel Ortega Heredia, “Manzanita”, fundador de Los Chorbos, sobrino de Manolo Caracol, nada tuvo de membrillo y sí mucho de gran artista. Fue la pera. A él se le debe esa especie de nuevo flamenco que practicó ya en solitario mezclando lo jondo con música ligera. Era un extremado “tocaor”. Tenía un sonido claro, preciso, elegante, como elegante y grácil era la forma con que sostenía su guitarra color dulce de membrillo. «Espíritu Sin Nombre» (CBS, 1980) es un prodigio de profunda ligereza. Es almibarado y es tierno; pero al igual que sucede con la poesía de Bécquer —de quien Manzanita logra aquí una de las mejores adaptaciones musicales que se hayan hecho de una de sus Rimas— resulta apoteósicamente romántico sin caer jamás en la cursilería. Este disco es puro romanticismo, expresado con la voz rota, saxos, el toque sutil de la guitarra, percusiones jubilosas, violines y los decires sin decir de sus letras. En este sentido, “Paloma blanca” es sublime, pues expresa con ingenio eufemístico su amor incondicional por una mujer que no es virgen, algo nada baladí en el mundo gitano. Y está “Libérate”. O “Ni contigo ni sintigui”. O “Te amaré”. Desde aquí proclamo que “Te amaré” es la canción más rítmica y de buen rollo que existe para acompañar a un cocinero. Darle vueltas a la mezcla de azúcar y carne de membrillo en la olla se hace mucho más llevadero mientras suena; la pala, merlinescamente, gira sola.

A consecuencia del ataque de fe que le entró, Manzanita dejó algo de lado la música, y aunque hubo algún intento de regreso, un ataque al corazón le arrancó de cuajo la respiración cuando ni 50 años tenía este soñador de pelo largo.

Twitter: @goghumo

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