TEORÍA DE LA INVOLUCIÓN

TEORÍA DE LA INVOLUCIÓN
Bizcocho de manzanas/ Parade
Bizcocho de manzanas/ Parade

La población robótica que coloniza la Tierra se halla escindida. No se sabe cómo ha podido suceder. Era imposible que las órdenes de base con que estaban programados los androides se vieran alteradas. La computación era perfecta. La planificación automática impedía, o eso se pretendía, actos violentos en contra de cualquier otro autómata. Sin embargo, las funciones “cognitivas” de los CYMX han sufrido una mutación en los bits. La inteligencia artificial ha cobrado atisbos de comportamiento individual más allá de lo esperado. El razonamiento y la conducta actúan por sí mismos.

Los autoproclamados CYMX-pr1 persiguen a los denominados CYMX-pr0. Ahora ambos bandos luchan hasta la aniquilación. La guerra sólo acabará cuando se extermine la facción contraria. En Gogintania, el ataque de los CYMX-pr1 está resultando especialmente cruento. No pueden oler el hedor a cable quemado, al chisporroteo de millones de cortocircuitos, pero no son ajenos a las escenas de destrucción. Por todas partes yacen cuerpos metálicos reventados, con sensores y terminales despanzurrados; un lóbrego rastro de componentes retorcidos y vertidos de níquel-cromo. Acosado por la ofensiva del enemigo, el humanoide Parade51, un CYMX-pr0 de última generación, emprende la huida. No queda ningún otro de los suyos en toda el Área 51. Lleva días atravesando páramos hasta que ha ido a parar a un valle preñado de verdor, donde insólitas criaturas reptan, corren, saltan, vuelan y, lo que más le fascina a Parade51, se llevan alimentos a la boca para ingerirlos. Él mismo ha empezado a percibir en su interior algo nuevo. Aún no lo sabe, pero si tuviese un dispositivo que lo avisara, se encendería el piloto de lo que podría llamarse hambre. Le llama la atención un animal enroscado en la rama de un árbol. Tiene el cuerpo largo y estrecho, sin extremidades, con la piel cubierta de escamas, que le atrae irremediablemente con el magnético siseo de su lengua bífida y que parece invitarle a que coja la manzana que cuelga a su lado. Parade51 la toma y la muerde…

Millones de años más tarde, alguien hornea una masa de manzanas mientras gira un disco en el salón de la casa. Está sonando ya “Bizcochos”, pero esos son unos bizcochos, digamos,infrecuentes, “de gente muerta”. El tema cierra el tan hermosamente singular «Demasiado Humano» (Jabalina, 2016), de Parade, que compuso Antonio Galvañ un día que, invadido por una impresión ancestral que no supo identificar, se sintió metálico.

Twitter: @goghumo

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