«MORBO LEGÍTIMO»
Niño de Elche
(Bandaàparte, 2019)
Repite Francisco Contreras Molina, esto es Niño de ElcheAñade este contenido, desde la barricada literaria tras aquel No Comparto los Postres (Bandaàparte, 2016) de hace unos años. Lo hace con un recuento acerca del amor, el sexo y de sus encuentros, esperas y desencuentros. Empieza para ello por definir los términos con los que construye el título y utiliza un puñado de citas con los que situar la cuestión. El vehículo elegido es una colección de poemas de tamaño variable, donde predominan las composiciones en la escala de longitud del haiku, pero que contempla también tallas de mayor calado, en las que diríase no tiene empacho en querer aportar los datos suficientes con los que identificar a su pareja. Habituado a la lucha a la contra en lo musical, apostando siempre por el papel de rompehielos estilístico en mares de ortodoxia, también en su faceta poética se decanta por la actitud guerrillera de quien entra a cuchillo desgarrando en la acometida. Entra en el combate, eso sí, a cuerpo descubierto, con las entrañas al aire, consciente de lo que se expone.
Niño de Elche habla del amor mencionando sudor y humedad, refiriéndose a las ataduras que conlleva, respondiendo a las incertidumbres de las relaciones que establece el sexo entre quienes se buscan, se encuentran y se rehúyen. Descripción lubrificada y directa de soledades con el tono justo de arrogancia y despecho con el que quizás conjurar el miedo al abandono que producen las entregas y concesiones que acompañan al cuerpo a cuerpo. Combate de egos, de conciencias y egoismos personales, tira y aflojas entre dos resueltos por la via directa, sin la corrección política de la que también prescinde el autor cuando canta.
El libro se hace breve, demasiado. Se consume rápido, pero consigue golpear en las ocasiones en el que los balazos logran ser más certeros.
«MARCHITO AZAR VERDIBLANCO»
Antonio Luque
(Libros del K.O., 2012)
También es breve la contribución de Antonio Luque – Sr Chinarro – para la colección de Hooligans Ilustrados, la sección que Libros del K.O. reserva para que periodistas, escritores, músicos… escriban sobre su equipo de futbol correspondiente. El sevillano lo hace sobre el Betis, pero parece aceptar la invitación de la editorial a regañadientes advirtiendo de entrada el límite de compromiso que parece conceder, quizás no sólo al club sino al propio deporte: «Lo siento, no puedo ser del Betis a diario. No tengo fe en el juego. No creo en vuestros juegos».
Arrastra quizás por ello la narración en un tono que probablemente sea el mismo de muchas de sus mejores canciones, terminando por divagar acerca de los temas colaterales más diversos, obligándose a cada paso a volver al hilo argumental principal. Con todo hay momentos sublimes («Lopera tenía la gracia donde las avispas; era como el marido de la abuela del Betis, esa señora anciana que antes aparecía en televisión como ejemplo de militante verdiblanca, como eterno ejercicio de estilo antiestético del cámara contratado a tiempo parcial») y evidencias de afición para con los colores verdiblancos. Veáse sino como ejemplo la celebración del gol marcado por su equipo abrazado a Kiko Veneno y J de Los Planetas durante una actuación del primero en el estadio Vicente Calderón en junio de 2005.
Ni siquiera el pretendido desapego del que quiere presumir Luque evita encontrar pasajes con algo de la nostalgia infantil asociada a los campos de futbol del equipo de sus amores con recuerdos en los que aparece como niño junto al padre o al tío, como los del Nick Hornby fan del Arsenal.
Salda pues con nota el experimento futbolístico.
Comentarios