“MAGÍN BLANCO. O CAMIÑO DA LUZ” (EDICIÓNS EMBORA, 2019).
CARLOS REGO
«Me daría por satisfecho con poder seguir grabando otro y otro y otro disco, y así hasta que se me seque la boca»
Magín Blanco (A Rúa, 1960) es uno de los más grandes talentos de la música gallega. Todos los proyectos en los que se ha involucrado gozan de un nivel de brillantez realmente alto. Es capaz de dotar a todas sus composiciones de una carga poética y emocional realmente fuerte.
Hoy alcanza un importante reconocimiento con sus trabajos dirigidos para el público infantil y juvenil, aunque los disfrutamos todos, pero su faceta rock y de autor es en gran medida desconocida por el público. Carlos Rego se marca como uno de los principales objetivos de este libro rescatar y visibilizar ese Magín. Y es que tenemos que remontarnos hasta el año 79, año en el que pone en marcha su primer proyecto en Santiago de Compostela. Se trata de Purita, grupo con Nancho Novo, con el que recorrían los bares de Compostela influenciados por el disco «Fiebre de Vivir» (Chapa, 1978) de Moris.
Después llegó Alcatre, ya en A Rúa (Ourense), mezclando la caja de ritmos del órgano con la batería real; aunque VoyeurAñade este contenido, un trío con Juan Bellet (baixo) y Joel Bayolo (batería), es su primera aventura realmente relevante. Una lástima que no llegasen a editar nada, más allá de alguna maqueta interesante, pues su acercamiento a la new wave era muy interesante. Uno de los grandes aciertos del libro es incluir un CD con material de las distintas etapas de Magín, lo que nos permite escuchar el tema «París-Texas» procedente de una maqueta grabada por Pablo Barreiro en su local de ensayo en A Rúa.
Magín decide acercarse al pop y al intimismo con un nuevo proyecto: La Rosa. Uno de las grandes joyas ocultas del panorama gallego y nacional. Al igual que otras formaciones como Cosecha Roja o Burgas Beat, una formación a reivindicar.
La Rosa se acercan al nuevo rock americano, dándole un importante protagonismo al intimismo y a las letras de Magín. Pasajes presididos por cielos oscuros, brisas otoñales, la humedad del invierno y una soledad cargada de nostalgia. El grupo no alcanza el reconocimiento que merece, y baja el telón en el 94 tras cuatro larga duración.
Tras entregar un buen puñado de grandes temas con La Rosa, Magín Blanco desapareció de la escena unos cuantos años, pero continuó escribiendo canciones. Iniciando una carrera en solitario con la maqueta “Estar Maqueta” (1999) y posteriormente con el recomendable «Ella…» (PAI, 2006).
Con la última etapa, la dedicada al público infantil y juvenil, Magín alcanza el reconocimiento y el cariño del público. Como indica Xavier Valiño en el prólogo, esperemos que su boca nunca se seque.
Un libro ameno que repasa de manera minuciosa todas estas etapas creativas de Magín Blanco y que consigue dar luz a una figura a reivindicar por todos. Los contactos con Vainica Doble, el accidente en la carpintería que le hace perder varios dedos de la mano izquierda, las crisis existenciales… todo queda recogido aquí con precisión.
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