A finales de los 80 hubo un momento en que los grupos madrileños que hacían pop en castellano lo tuvieron bastante difícil. La Movida había ya pasado y las multinacionales habían exprimido el fenómeno todo lo posible, la alegría con que grupos, mejores y peores, sacaban discos había cesado. Habían cambiado las modas y la proliferación de sellos independientes tal y como la conocemos estaba aún por estallar… Multitud de grupos que facturaban un pop sin pretensiones, directo y heredero de los denominados “grupos babosos” de los primeros 80, esto es: Mamá, Melodrama, Tótem, Nacha Pop o Los Modelos, pasaban las de Caín para mover sus propuestas.
Pero los amantes del pop siguieron fieles a su estilo, reivindicando estas propuestas desde sus canales habituales, siendo las radios piratas (o alegales, pues no había regulación al respecto) el gran vehículo de expresión. En Madrid, Pedro Otero a través de su programa radiofónico «El Kastillo de las Lágrimas» de ámbito autonómico daba la tabarra todo lo que podía, así como el ínclito Juan de Pablos con su «Flor de Pasión» fijaba sus oídos en estas propuestas, prácticamente ignoradas en su momento.
Este podría ser el resumen de Los Suspensos, grupo que podríamos denominar de culto por sus excelentes maquetas, que dieron mucho que hablar y que siguieron siendo recordados mucho tiempo después, sobre todo cuando a principios del 2000 los sellos independientes y los grupos vuelven a mirar sin complejos hacia el pop español, tiempos en que surgen recopilatorios como “Otras Formas de Vida” (Federación de Universos Pop, 2000) o fanzines como Le Touriste a cargo del colectivo Discos de Paseo. Tiempos en que se abraza el pop en castellano sin ambages y surge una escena, de nuevo discutida, denominada de manera despectiva como «tonti pop» que, como poco, dejó algunas grandes joyas en forma de canciones.
Tras varios meses de digitalización y remasterización, Los Suspensos, veinticinco años después, ven materializadas sus ilusiones mediante la publicación en vinilo de parte de sus maquetas perdidas, sus grabaciones en Radio Nacional de España y un par de canciones correspondientes a una breve reunificación posterior. La hoja interior incluye fotografías de la época, flyers y entradas de conciertos, así como un interesante texto sobre el grupo a cargo del propio Pedro Otero (ex Furalita). El proceso técnico ha corrido a cargo de Raúl Querido y todo el arte ha sido realizado por Manuel Moreno.
Charlamos con el núcleo más estable -Cristina Pérez-Serrabona (voz), Miguel Riesgo (guitarra y voz), Tito Lorenzo (bajo y voz) y Quique Berenguer (batería)- para que nos cuenten todo de primera mano, cómo surge el grupo asociado al fenómeno de las emisoras independientes, por dónde se movían y tocaban, por qué no lograron suscitar el interés de ningún sello a pesar de contar con un nutrido grupo de seguidores…
¿De dónde salen Los Suspensos?
Cristina: Salen de la radio. Al menos su mayoría. Yo salí de mi habitación, donde andaba refugiada haciendo canciones. Uno de mis mejores amigos iba al colegio con Tito y le dio una cinta mía llena de canciones parece ser que para que encima le grabara canciones de pop español, que era lo que tanto Miguel como él pinchaban exclusivamente. Por casualidad Tito escuchó la cinta y le preguntó que quién era esa chica…
Tito: El hacer un programa de radio fue fundamental. Camilo, el batería, vino de veranear conmigo en Baiona.
Miguel: El programa se llamaba “Mi Perdido Amor” en homenaje a la canción de Mamá y a mi verdadero perdido amor. Poníamos siempre canciones de la que era nuestra trilogía sagrada: Mamá, Secretos y Nacha Pop. Al poco de empezar, en 1986, nos llamó un oyente para intercambiar discos. Era Tito, enseguida congeniamos y empezamos a ir juntos a conciertos… Tito empezó su propio programa: “Ráfagas de Pop”. El segundo año del programa invitó a Cristina a su programa. Por entonces Tito y yo ya teníamos un embrión de grupo llamado James Dean y cuando se unió Cristina, junto con Quique Melero y Camilo, ya cambiamos el nombre.
¿Dónde ensayábais? ¿Cuál era el proceso de composición de las canciones?
Tito: Empezamos a ensayar en un local de una iglesia en casa de Miguel, luego fuimos a unos locales de ensayo recién abiertos cerca de Conde Casal que se llamaban La Nave, en la última época en los locales de General Perón. Otro lugar habitual fue el garaje de la casa de Cristina en Torrelodones.
Miguel: En La Nave es donde realmente el grupo se consolidó, pasamos allí muchos días metidos. Yo acababa con los ojos rojos del humo del tabaco del resto.
Cristina: Mis canciones salían de casa. Las traía grabadas en cintas y las escuchaban ellos en sus casas. Les daba varias a la vez y elegían cual sería la siguiente que grabaríamos o ensayaríamos.
Tito: Tratábamos de musicar entre todos las canciones de Cristina en los ensayos, el resto eran de Miguel.
Miguel: Poco a poco me fui también animando a llevar algunos temas. Una de las etapas más bonitas, para mí, fue cuando empezamos a componer Cristina y yo juntos en su casa de la sierra.
¿Cómo grabábais? ¿Cómo intentábais mover las canciones?
Tito: Las grabaciones de las maquetas las realizaban amigos de otros grupos más veteranos –Móviles, Stock de Coque, Proyecto, etc.- que disponían de porta estudios, muy de moda en esa época, pero que sin embargo estaban muy limitados y a la hora de incluir la batería no era factible, por lo que incluíamos cajas de ritmos copiadas de las baterías de Camilo; también grabamos en un estudio de Quevedo y en los estudios de Prado del Rey, que nos lo consiguió una hermana de Cristina que trabajaba allí. Las canciones las movíamos en todo tipo de concursos, las enviábamos o llevábamos en mano a los principales sellos…
Cristina: Tito cree que fue mi hermana porque trabajaba allí pero yo creo recordar que fue Scotty, íntimo amigo de Pedro Otero, tenía su propio programa de radio, «Tiempos Perdidos», en Radio Mercurio. Tito era el que movía todo. Yo nunca hice nada de esa parte, porque realmente siempre tenía como una contradicción. Hacía canciones y cantaba pero nunca quería salir a tocar ni que nos conociera más gente. Me daba bastante vergüenza. Para ellos los directos eran salir a reírse, a pasárselo bien… Para mí eran una agonía.
¿Qué influencias teníais? ¿Cuáles era vuestros grupos amigos y/o admirados? ¿Y vuestras pasiones?
Cristina: A mí me gustaba muchísimo el pop español, como a todos. Era lo que hacía que quisiéramos lo mismo musicalmente hablando. Me encantaba Tótem y tuve la suerte de hacerme amiga de ellos en un concierto al que fui a verles. También me gustaba mucho Un Pingüino En Mi Ascensor, a los que también conocíamos. Los Secretos, por supuesto, Enrique Urquijo era para mí el más grande… Ah, y el pop francés, sobre todo Françoise Hardy, gracias a Juan de Pablos. Viví mi infancia y juventud entre la música, la fotografía y mis perros… A todos nos encantaban y nos siguen encantando los animales.
Tito: Mis influencias eran básicamente pop español y sobre todo pop hecho en Madrid, bien en los primeros 80 o en los últimos, grupos amigos como Stock de Coque, Proyecto, Los Móviles, Los Adorables Sobrinos, Tótem… Nuestra pasión era vivir Madrid a tope con nuestra música, nos encantaba Madrid y a la vez queríamos huir de ella.
Miguel: Tito y yo éramos casi monotemáticos de pop español. Además de la música cada uno tenía su vida. No éramos muy de tribu musical.
¿En qué locales tocábais? ¿Qué tipo de público llevábais?
Tito: Tocábamos en cualquier sitio, fiestas de pueblos, de fin de año, salas, pubs, colegios, facultades…
Cristina: Los locales eran pequeños , casi siempre por Madrid, pero alguna vez también recuerdo un sitio muy grande para algo de Los 40 Principales… Y en Oh Madrid, creo que también. A mí no me gustaba contar a la gente que tenía un grupo. Muchos grandes amigos jamás vinieron a verme, no lo solía decir. No sé bien por qué lo hacía. Quizá me daba vergüenza, no lo sé. Ahora me sorprende que haya gente a quien jamás le dije que tocábamos. Sí, tenía miedo de hacer el ridículo y prefería separar las cosas… Era mucho más tímida en mi vida musical que en mi vida real. Venía mucha gente gracias al programa de radio de Otero, «El Kastillo de las Lágrimas».
Miguel: Había un pequeño grupo de fans que nos seguía donde tocásemos.
1988 y 1989 son años en los que grabáis muchos temas distribuidos en dos cassettes, ¿por qué no llegaron a despertar el interés de ningún sello?
Tito: Dicen que José Miguel Nieto (Slogan) estaba interesado para su sello Menú pero nunca nos dijo nada…
Cristina: La Movida había terminado, llegábamos tarde. Las discográficas no arriesgaban ya por nadie y nosotros tampoco queríamos triunfar, la verdad. También es verdad que nadie nos ofreció nada. O varias veces sí, pero no sé qué pasó . Creo que se interesaron Zafiro y Ariola… No me hagas mucho caso…
Quique Berenguer: Sí, después de salir en el programa de Antonio Torres, Discos Zafiro escucharon las canciones de RNE, pero las desecharon porque no encajaban en el estilo en el que ellos estaban interesados.
Miguel: Era un pop fresco y posiblemente en ese momento se buscaban cosas más complicadas y con sonidos mucho más producidos…
¿Fue por la desilusión de no ver plasmadas las canciones que tras las grabaciones de 1990 sufrís un parón creativo?
Cristina: Puede ser. También hubo problemas… Yo quería sonar mejor, ensayar más, hacer las cosas disfrutándolas. Ya no quería tocar dos veces seguidas en un mismo día, en horario de 7 y de 11, ni darme las palizas tremendas para nada… Creo que necesitaba un cambio, necesitaba que el grupo madurara también. Miguel se fue de voluntario con Veterinarios Sin Fronteras a África. Le echábamos mucho de menos, ya no era igual…
Tito: No hubo parón creativo, teníamos similar número de canciones que ensayábamos y nunca grabamos… Pensamos en grabarlas pero no nos decidíamos y al final tocamos un concierto en 1993 y lo dejamos.
Miguel: En esos años empezamos a componer Cristina y yo juntos y fueron años bonitos de ensayos en Tablada y en la casa de Cristina en Torre pero no grabábamos maquetas ni dábamos conciertos, aunque seguíamos con ganas de mantener vivo el grupo. Fueron muchas cosas. Yo creo que más bien el hecho de que la música y el grupo fuesen una actividad secundaria, más o menos, para todos nosotros, influyó. Estábamos acabando la carrera, empezando a trabajar y era más difícil seguir con el mismo ritmo.
Hubo muchos cambios de formación, muchas idas y venidas. ¿Esa inestabilidad jugó en contra?
Tito: Sin duda, después de irse nuestro primer guitarra estuvimos mucho tiempo con Miguel solo a la guitarra y necesitábamos alguien que le apoyara en las melodías. No teníamos nivel para tener un sólo guitarra, pues apenas llevábamos un par de años tocando, y eso se notó en las grabaciones de Quevedo, faltaba algo. Agus de Stock de Coque tocó con nosotros alguna vez, luego llegó Jimmy que era un musicazo y se notó mucho en “Tu soledad” y en “Estás tan lejos”. Luego Camilo se fue y entró Quique Berenguer, a quien conocimos por un fan del grupo. En las grabaciones de RNE 3 estaba José María Corona, que es uno de los culpables de la belleza de “La chica de la gabardina”. Resumiendo, el variar la formación nos quitó estabilidad pero nos aportó ideas nuevas.
Miguel: El núcleo del grupo hasta el 94 fue muy constante: Tito, Cristina y yo, después Quique en la batería y Willy en los teclados también durante bastante tiempo… En cualquier caso no tengo la sensación de que el tener mucha gente entrando y saliendo jugase en contra, sino que supuso una riqueza para el grupo.
¿Qué papel jugaron Pedro Otero y Juan de Pablos en la historia del grupo?
Cristina: Pedro Otero para mí fue mucho más que alguien que nos apoyaba a través de sus programas de radio. Me sentía con él cómoda, me cuidaba. Le pedía a veces que viniera a los conciertos a vernos y hablábamos mucho rato antes de que me tocara subir al escenario. Él confiaba en mí mucho más que yo misma… Le recuerdo más como un amigo que como alguien que nos ayudara muchísimo en el tema musical. Juan de Pablos no es que fuera alquien especial para nosotros, es que es alguien especial para cualquier persona que le conozca. Yo oía sus programas desde que tenía doce años. La forma de regalarte las canciones por la radio, su sensibilidad, hizo que me enganchara a él… Entonces no existía Internet y conseguir canciones antiguas de pop francés solo era posible a través de la radio. La radio se convirtió para mí en una forma de ver el mundo exterior. Dormía con ella encendida la noche entera y siempre tenia un cassette preparado para darle al REC no fueran a poner una canción de las que me encantaban y me la perdiera. Recuerdo ir al colegio muerta de sueño por dormir a medias y siempre estar pendiente de escuchar unos acordes bonitos y grabarlos.
Tito: Otero creó una escena y estuvo radiándonos en «El Kastillo» de forma regular… Juan de Pablos, lo mismo, sin conocernos de nada estuvo años radiando un grupo muerto sólo porque le gustaba.
Miguel: Le encantaba “La chica de la gabardina”…
¿Por qué pensáis que tras su disolución el grupo conservó un aura de malditismo y estatus de grupo de culto?
Cristina: No tuvimos la oportunidad, pero eso no significa que no hubiera mucha gente a quienes les gustáramos. Era difícil encontrarnos, no teníamos discos, era el boca a boca… Y eso hizo que nos convirtiéramos en algo maldito.
Tito: El malditismo se crea por Juan de Pablos, por Félix Alzola también, que nos menciona en un disco de Los Modelos… este fan había conseguido canciones inéditas en directo y había hecho este disco artesanalmente, que luego sería editado de forma legal por César Prieto de Discos de Paseo, nos cita en el interior. Decía que sólo un grupo le había hecho sentir algo parecido a Los Modelos y que ese grupo habíamos sido nosotros. Discos de Paseo acabaría sacando canciones nuestras en un CD casero que regalaban con el fanzine Le Touriste.
Miguel: Siempre me ha sorprendido escuchar comentarios de gente veinte años después hablando de nosotros y diciendo que tal canción le emociona… Es una pasada. Las canciones de Cristina tenían algo, me imagino que esa es la clave.
En 2002 hay una breve reunificación, ¿por qué vino motivada y por qué no cuajó del todo?
Miguel: Yo ya no participé en ese proyecto, pero lo viví un poco tangencialmente, Cristina seguía teniendo un montón de canciones maravillosas en el cajón.
Cristina: Si no recuerdo mal fue por Juan de Pablos. Volvimos a intentarlo pero yo quería hacer algo mejor, que sonara mejor. Me había hartado de directos a golpe de desafines. No quería seguir por ahí. Me gustaba la frescura pero la edad hacía que quisiera hacer las cosas mejor…
Tito: Para mí la vuelta fue un error, estábamos muy ilusionados con el reconocimiento de la escena pop hacia nosotros, sentíamos que Los Suspensos habían merecido algo más y queríamos volver al pasado, grabamos dos canciones, pero teníamos diferentes intenciones, para mí faltaba Miguel y yo me había quedado atrás, apenas tocaba desde hacía diez años… Quique y Cris habían seguido tocando juntos, habían evolucionado, no nos entendíamos… Tocamos en la fiesta de despedida de «El Kastillo» y ese mismo día nos dejamos de ver, Quique y Cris formaron Naif.
Quique: Cada uno venía de una experiencia vital diferente y tenía necesidades de expresión distintas. Quizá debimos ver lo que nos unía antes que lo que nos separaba…
Cuando os contactamos con la intención de publicar en vinilo estas canciones, ¿qué pensásteis?
Tito: Flipamos, fue una ilusión gigante, por fin Los Suspensos, ese sueño, ese proyecto al que dedicamos tantas horas, tantos días, éramos reconocidos por otra generación que nos brindaba nuestro disco de vinilo que tanto quisimos.
Cristina: ¡Estáis locos! Yo lo veo como un milagro, que alguien se interese por lo que hicimos hace tantos años. Es precioso resumir todo aquello en un vinilo hecho con tanto amor, además. Sigo pensando en quién lo comprara…
Miguel: Es una suerte, al final mereció la pena el esfuerzo.
Quique: Siempre había soñado con grabar un disco de vinilo. Nunca es tarde para cumplir con los sueños. Me gustaría que pudiéramos disfrutarlo todos juntos con nuestros amigos que siempre nos acompañaron en los conciertos.
¿Qué otros grupos rescataríais del ostracismo?
Tito: Rescataría las primeras grabaciones de Stock de Coque, Los Adorables Sobrinos o Fraude Nacional. O el segundo LP de Los Móviles, que nunca vio la luz…
Cristina: Yo rescataría a Los Adorables Sobrinos. Creo que no tuvieron ninguna publicidad y era increíbles. No se nada de ellos hace muchísimo años pero no entiendo cómo no arrasaron.
Quique: Proyecto y Adorables Sobrinos eran geniales.
¿Qué pensáis que os hacía diferentes al resto?
Cristina: Éramos como éramos. Ni unos chulitos, ni unos arrogantes. Siempre humildes, con razón, porque los directos eran tremendos, pero había mucha chulería después de una Movida en la que todo el mundo tenía un disco. Todos éramos muy sensibles y tocábamos con el corazón. No había nada de marketing. Las letras eran directas, sin complicaciones. cualquiera se podía sentir identificado.
Miguel: No había necesidad de ser diferente.
Comentarios
No los conocí en su momento aunque recordaba alguna de las grabaciones de RNE pero sin identificarlas. Después de oirlos ahora atentamente creo que tienen algunos temas memorables, dignos de ser recordados. Gracias por mostrárnoslas y dejarnos disfrutarlas
Por los noventa mis amigos y yo quemamos el cassete de Los Suspensos. Teníamos maquetas de muchos grupos parecidos musicalmente… Fraude Nacional, Adorables Sobrinos, Stock de Coke, Los Modelos. Yo sigo escuchando, a veces compulsivamente, esos cassetes ( en una pletina vieja) a «mis cuarenta y pocos tacos…. ya ves tú igual de calavera».
Curiosamente, asignabamos canciones a unos y otros grupos, muchas veces equivocadamente; me encanta en especial una canción «Silvia» que no sé si es de Fraude Nacional o Adorables Sobrinos… «El ambiente viciado del coche empaña los cristales, y tú no paras de dibujar chorradas que me desesperan, que me desesperan; mientras sufriamos los horrores de la radio, los cuarenta principales, hemos hecho compañía a la noche, a ratos despiertos a ratos despiertos… Silvia, Silvia, llegamos tarde a casa Silvia una vez más (…)».
Otra canción que nosotros en las caraturas de nuestros cassetes denominamos «Lola» decía… «Lola, Lola, actuaré en el Rockola sólo para que me veas oh, Lola, me puse el pelo de amarillo para llamar tu atención, calcetines fuorescentes, sólo para que me digas hola, oh, Lola, escandalizo a la portera, en casa no quieren verme, oh Lola, dejame entrar en tu fiesta».
Para todos los que critican este pop dicen que baboso, o lo qué digan, qué ni caso, y que saquen unos versos ellos y qué a ver qué tal lo hacen, a ver que letras se les ocurren. Me parece una música fresca, íntima, a veces muy ingeniosa, y aunque caiga en el monotema de las relaciones chicos y chica, pues que quieren el amor o el sexo es lo que mueve el mundo (y no el dinero, jjja). Bendita adolescencia, no sabíamos lo que nos esperaba a la vuelta de la esquina.
Gracias por esta página y ójala pudieráis poner todas las canciones de cada uno de los grupos.
Gracias por todos los momentos que nos habéis dado, Suspensos, Fraude y todos a los que nos llegaron pero que para un puñado de nosotros sí que triunfaron.