Durante una de sus primeras estancias en España, el compositor húngaro alquiló un piso en el número 6 de la calle de la Paz, en pleno meollo madrileño. En una carta a su madre, Bartók detalla la exitosa hazaña de los 44 dúos para violín, que interpretó en concierto junto a su compatriota Franz von Vecsey. Cuenta, además, que durante el encuentro con la Reina María Cristina hubo de ejercitar todos los músculos de la cara para no romper el protocolo con una carcajada. “De haber sabido ella que estaba ante un republicano austrohúngaro, no sé qué habría pasado…”.
Bartók reivindicó siempre los orígenes rurales de su música, gran parte de la cual estaba inspirada en grabaciones de campo de canciones folclóricas transilvanas. Compuso los44 dúos para violín en plena madurez creativa con un doble propósito: poner en valor un nuevo tipo de realismo musical basado en diferentes tradiciones centroeuropeas (lo que le obligó a alejarse de lo que él mismo calificó de “destructiva influencia urbana”) y pasar el testigo a las generaciones venideras de intérpretes con unas partituras de innegable vocación pedagógica. El resultado (toda una rareza del repertorio actual) sorprende por su fuerza y profundidad.
No es la primera vez que Lina Tur Bonet se lanza al rescate de partituras olvidadas. En sus últimas grabaciones, la violinista balear ha recuperado las Sonatas de Elisabeth Jacquet de la Guerre, tres conciertos inéditos de Vivaldi y los quince conmovedores Misterios de Biber. En esta nueva aventura musical (de la que pronto aparecerá su equivalente discográfico) la acompaña Enrico Onofri, uno de los mejores violinistas italianos de su generación y director de orquesta especializado en el repertorio barroco. En sus manos el folclore bartókiano no escapa, ni mucho menos, a la influencia de grandes clásicos como Bach.
Béla Bartók (1881-1945)……………………….……………………… 44 dúos para violín
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///////// Fotos del concierto por José S. Gutiérrez ////////////
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