Sr. Chinarro

Sr. Chinarro

Tras dos sucesivos pistoletazos de salida -tres canciones en un disco compartido editado por El colectivo Karma, Green UFO’s en la actualidad, y un año más tarde la edición del loado “Pequeño Circo” (Acuarela, 1993)– pequeño terremoto en la escena indie), Sr. Chinarro o lo que es lo mismo Antonio Luque debuta de largo. Perfilando su personalidad desde que comenzase con el proyecto en el año 1990, todo el proceso se cristaliza en este brillante “Sr. Chinarro” (Acuarela, 1994).

Acuarela (a día de hoy uno de los mejores y más importantes sellos independientes en España y sin duda el de mayor proyección internacional junto a Elefant y Siesta) se crea para editar el primer EP de Sr. Chinarro. Los excelentes resultados animan a Jesús Llorente a embarcarse en la aventura del primer disco largo. Proveniente de la crítica musical (era uno de los más destacados críticos de la época dorada de Rockdelux) sin complejos ofrece la producción a Kramer y ser grabado en Nueva York. Kramer había trabajado con algunos de los artistas que más habían influido a Luque, como Galaxie 500 o Low. Una locura en la mediocridad que reinaba (llena de ilusiones eso sí) en los albores del indie.

Kramer dota al disco de un sonido muy puro dentro de la oscuridad reinante. Tan limpio queda el disco que poco tiempo más tarde Luque (será norma en su carrera) carga las tintas contra la producción, denominándola como una “mariconada” y diciendo que odiaba ese disco. Pero esto lo ha dicho de casi toda su obra algunas veces en el mismo momento de editarse.

¿Qué contiene “Sr. Chinarro”? Básicamente la cristalización de un sonido que bascula entre el final de Joy Division y “Movement” (Factory, 1981) de New Order mezclado con “Armarios y Camas” (GASA, 1986) de La Dama Se Esconde, ecos a The Cure y a Claustrofobia… y toneladas de personalidad, de algo no escuchado antes en España. Amén de unas letras que desarman, que vencen y convencen, llenas de un lirismo intransferible y que se convertirán en la marca de agua de toda la larga carrera de Sr. Chinarro.

El grupo en esta época es un quinteto en el que ya no estaba Jesús Franco, que comenzó con Luque el proyecto. Y una de las bases sobre las que se sostenía en sus inicios. La que sí aguantaba de esos primeros momentos era Begoña Rodríguez, cuyo buen hacer al piano da un toque inconfundible al disco. Además, aporta dos bellos y breves instrumentales que puntúan el disco en su segunda mitad.

En momentos inesperados un chelo rasguea en medio de una canción produciendo un vacío estomacal terrorífico, como en la asombrosa “En el panal”, recuperada de “Pequeño Circo”, o en la fantasmagórica “Una rodillita dos”, en la que se mezcla la voz quejumbrosa de Luque en español con un recitado en francés, hablando de nazarenos que no pueden aguantar la risa aunque la canción provoque auténtico terror.

Y aunque lo oscuro gane la guerra no se lleva todas las batallas. Aprendido de los mejores discos de The Cure incluye muestras de pop perfecto, incluso saltarín, aunque teñido de unas brumas, como la preciosista (y preciosa) “Mi caracola loca”, la descripción de una belleza adolescente, una Alicia en medio de un mundo mágico despertando al sexo, perdida ella, perdiendo al que se cruce con ella. O “Niño helado”, con un trabajo en los teclados magnífico que llevan a menear la cabeza como si de un éxito veraniego se tratase, aún hablando de alucinadas e incomprensibles imágenes con un poder de evocación desconocido en el pop español hasta ese momento (y más rodeado de los mediocres textos que se gastaban los grupos que cantaban en inglés). O la todopoderosa “Bye, bye” en la que de nuevo el cello aparece como el hacha de Jack Nicholson en “El Resplandor” (1980) de Stanley Kubrick, para hacernos gritar de angustia mientras vemos fotos en blanco y negro de una desolada fiesta de celebración esperada por meses, para terminar bajo la desgracia de un aguacero.

También hay un par de muestras coyunturales en un inglés macarrónico, que en el caso de “Hate” recuperada de las maquetas, estropean una canción que pudo ser buena. A estas dos se les suma una innecesaria versión de New Order, “Leave me alone”, que no aporta más que pistas para críticos perezosos.

Nada de eso empaña un debut sorprendente, que más que acomodarse dentro de un marco tiraba ese marco por la ventana para dar forma a un disco con muy pocos referentes en el pop español, en el que todas las constantes más importantes que marcarían una de las carreras más apasionantes de la música española (independiente o no).

Quizá se le pueda comparar, con una figura como la de Kiko Veneno que partiendo en una visión superficial de lo cercano como la influencia de la música de nuestro Sur exploraba tradiciones musicales americanas (patente en Dylan), y en el caso de Luque partiendo de modelos con denominación de origen anglosajones no hacía más que una música con un marcado denominador de origen andaluz.

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Se me va permitir empezar este repaso...

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Tracklist:

CD 1

  1. El collar
  2. Mi caracola loca
  3. Campanario
  4. Bye bye
  5. Hate
  6. Niño helado
  7. Velvet eye
  8. Buenos días
  9. Escapa amanecer
  10. En el panal
  11. Una rodillita dos
  12. Leave me alone
  13. Buenas noches

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