Serena

Serena

La historia de siempre: grupo de amigos cuyo sueño es triunfar en la música rozán con las yemas de los dedos ese objetivo y tras poco tiempo despiertan del mismo, tornado en pesadilla, y acaban por abandonar.

Algo así ocurrió con el grupo gijonés Serena. Tras presentar las credenciales de cualquier banda indie media (concursos de maquetas, sonar en emisoras locales, moverse por la escena local -en este caso la efervescente vecina gijonesa-), nada menos que son contactados por el gigante Virgin para editar su disco de debut. Para colmo, tras la mesa de mandos estaría el productor estrella del pop español el ex-Tequila Alejo Stivel.

Tanto es el peso que se dio a Stivel en este disco que llegó al absurdo de que toda la promoción recaía en ese aspecto. Mal indicio si un disco para promocionarse confía más en una pegatina en la portada que ponga “producido por” que en las canciones que lo componen. Y es que normalmente cuando lo más repetido al hablar de un disco es si ha sido producido por Babyface o por Steve Albini es que los promotores no deben creer demasiado en las canciones. Y la cosa es que “Serena” (Virgin, 2000) las tiene, y alguna de ellas, excelentes.

El disco fue precedido del sencillo “La chica ideal”. Sin duda la mejor canción del grupo, un ejemplo de energético pop-rock con un aire nuevaolero muy eficaz que se ha convertido en un pequeño clásico desconocido: se sabe qué canción es pero se desconoce a sus autores. Acompañada de un simpático vídeo ad-hoc, la letra habla de una chica que deja a su pareja, un “gafapasta” ante el que estaba deslumbrada en un primer momento, para beneficiarse a cualquier gañán de bareto de extrarradio. Pero el subtexto es bastante más interesante. Con el desarrollo discursivo de la letra nos damos cuenta de que la protagonista realmente es una superficial e insoportable pija a la que una vez le hizo ilusión salir con alguien del tipo intelectual para dejar de lado a los armarios de gimnasio. Cuando aburrida del cine de Von Trier y de los discos de François Breut piensa que debe abandonar a su novio, le restriega que le parece un coñazo y que ella prefiere a un seguidor de Estopa que la lleve a ver “Saw IV”(Darren Lynn Bousman, 2007). Nosotros, como anónimos espectadores de la historia, sólo podemos alegrarnos por el pobre chico y pensar en el peso que se quita de encima con esta Chabeli Iglesias con ínfulas. La canción es realmente extraordinaria.

El resto del disco discurre por senderos similares, aunque baqueando por lo obvio frente a una cierta pátina indie bastante evidente en algunos temas, por ejemplo en la energética “Vamonos al Sur”, que podría pasar por un tema de Nosoträsh del primer o segundo disco (como curiosidad estas tiene una canción en su segundo álbum titulada “Hacia el Sur”. Parece que en Asturias se añoran los calores meridionales). Otro acierto de canción, sin duda.

Y empalman un tercer acierto consecutivo con la tierna “No hay nadie como tú”, un imposible cruce entre Le Mans y Ella Baila Sola, con unos discretos y sensacionales arreglos de cuerda. Tampoco está mal “A cien mil pies”, con su regusto ochenteno a canciones de bandas tipo La Guardia.

El problema del disco es cuando, sobre todo en los medios tiempos, dejan tomar las riendas a una producción ramplona y básica que recuerda a lo peor de La Oreja de Van Gogh, sin duda el público al que apuntaban desde su sello discográfico. Canciones tan poco interesantes como “Esta ciudad” u “Oh sí” le hacen mucho daño a un disco que podría dar mucho más de sí.

Pero mejor señalar lo bueno. Maravillas pop con un aire sixty (esos coros “parapara”) como en “Miénteme otra vez”, con una cuidada letra llena de metáforas cinematográficas, incluso referencias nada menos que a “Johnny Guitar” (Nicholas Ray, 1954) y que en lo musical podría ser uno de los momentos destacados de Aerolíneas Federales; o la ya mencionada “La reina de las fiestas”, que recuerda al “Wake up Boo” de los Boo Radleys, con unos arreglos de viento energizantes y un riff que conduce la canción muy por encima de lo que se puede escuchar en las radiofórmulas (también “Big Bang” recuerda al mismo éxito de los ingleses).

La indefinición del grupo, demasiado indie para el consumidor medio, con un sonido demasiado convencional para un público más especializado, les dejaba en tierra de nadie en un momento en el que, espoleados por el éxito de La Oreja de Van Gogh y de El Canto del Loco, las discográficas estaban obsesionadas con encontrar a grupos “de verdad”, fichando a bandas como Serena o Miranda Warning, con resultados comerciales muy pobres y enterrando las carreras de estas formaciones casi desde su propio nacimiento.

Y eso, contando con que la banda buscaba un equilibrio estético en su imagen (las fotos del libreto y las de promoción eran de Alicia Aguilera) y no se cansaban de repetir que habían hecho el disco que querían hacer de la manera en la que querían hacerlo, es una (otra) pena.

Grupo:

La historia de un sueño, de cómo...

Compartir:

Tracklist:

CD 1

  1. La chica ideal
  2. Vamonos al Sur
  3. No hay nadie como tñ
  4. A cien mil pies
  5. Esta ciudad
  6. Big Bang
  7. Mienteme otra vez
  8. La reina de las fiestas
  9. Oh sí
  10. Hoy iré a nadar
  11. En blanco
  12. Para verte sonreir
  13. Si me alcanzas

Compartir: