La broma definitiva de La Mandanga es este disco. Un trabajo grabado con la ayuda de Maesse Alberto Dobarro, encargado del “asesoramiento espiritual, micros, paciencia, botoncicos, maquillaje sonoro, masterización y todo lo demás”.
El disco es artesanía pura, caja de madera recubierta con manto de tela… “la caja y el libreto están hechos y diseñados de cero por nosotros a mano y pretende ser también una aventura complicada para quien lo posea. Desde retirar el lacre, desanudarlo, abrir el libreto y no saber volver a cerrarlo igual, el hecho de que no tenga un frente y una trasera definidos, una experiencia desconcertante; inspirados en el humor de vuelta a lo Andy Kaufmann el disco constituye un chiste diseñado para reírnos nosotros al imaginarnos a la gente dándole vueltas. Digamos que nos hemos regalado ese gag para nosotros” comenta Javi Mandango.
Y es que cualquiera que haya estado en un concierto de La Mandanga sabe que lo suyo es el cachondeo… agitar conciencias, divertir y escandalizar por partes iguales. Lo suyo es un estilo de vida propio: tabernario, personal e intransferible.
Nos encontramos con tres versiones. La primera es “Llorones mix” de Engendro, esa aproximación cercana al delirio al “Son de amores” de Andy y Lucas. La segunda es “Vaghabundos” de O Bo de Vil, un himno marginal con un estribillo brillante y una historia apasionante sobre vagabundos follando en la noche: “Una vez escuché a dos vagabundos follando. Ella era bajita, yonki y barbuda y el era un gordo, más bien borracho”. La última no podía ser de otros, “Cero sesenta” de los subnopopers Ojete Calor. Un corte que llevan a su terreno, marcándose un acercamiento acústico muy certero.
¿Puede convertirse “Gavilán o paloma” de Pablo Abraira en un folk yonki y portuario? “C****** o M********” es la respuesta… “Tengo que decidir dónde hacer la compra / Siempre me han gustado más los super-cool / nada de ir al Día, LIDL o Familia / los clientes no tienen cara de salud… Amigo! Han cerrado ya el Supercor / ¿Dónde compro yo ahora Covirán o Mercadona?”.
La realidad social y la crisis quedan patentes en “El vals de la bolsa”, conexión mariachi cargada de sentimiento… “Que la comida no cotice en bolsa / que ya nadie muera de hambre / que hay de sobras para todos / y ya todo el mundo lo sabe / Deseo a esos malnacidos / que les pase lo peor / quien medra engendrando miseria / tan sólo merece dolor / odio desprecio y rencor”.
No se olvidan de la Guardia Civil –“El rock de los picoletos”- ni del del opio del pueblo, el fútbol, y los políticos corruptos –“Hasta el culo”-. Cierran con su hit “Me cago en el copyright”, un corte que comienza con el “Ay qué gustito pá mis orejas” de Raimundo Amador y acaba derivando en “Ai se eu te pego” de Michel Teló, pasando por “No woman, no cry” de Bob Marley y “Dolores se llamaba Lola” de Los Suaves. Casi nada.
Delirio o muerte.