Eduardo Bartrina

Eduardo Bartrina

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Apóstol del rock instrumental

Podríamos definir a Eduardo Bartrina de Caso como apóstol del rock instrumental. Un apóstol que, como es natural, clama incansable en el desierto musical de una especialidad a contratiempo de modas, con vocación minoritaria e idolatrada por sus escasos seguidores españoles. Eduardo nació en el Madrid de la posguerra y pronto compaginó estudios de Bachillerato y posteriormente de Derecho con su primer conjunto, Los Rangers. Un conjunto que no consiguió el cielo de grabar un disco, pero que actuó en los principales eventos madrileños de los años 60. Allí se empapó de los inicios del rock en España. A él lo que de verdad le gustaba era tocar la guitarra eléctrica, el tótem de cualquier chaval de la época. Sin embargo, pronto se vio tocando la batería. Los Rangers tuvieron su punto de gloria al ser elegidos para representar a España en el Festival Internacional de la UNEF (Unión de Estudiantes Franceses) celebrado en Lyon.

Al disolverse su grupo, pasa un tiempo en los primeros pasos de Doctor Pop con los que toca el bajo. Un interesante grupo por el que también pasó fugazmente Julián Granados, luego en Los Buenos y cantante solista. Marcha a Londres, donde aprendió a hablar inglés, algo que luego sería decisivo en su carrera y tuvo que regresar cuando se le agotaron las prórrogas militares para cumplir con el asunto patriótico de la mili.

Eduardo siempre ha tenido un fino olfato para los negocios y ha sabido granjearse un buen montón de relaciones. Una vez licenciado vio que aquel asunto de las discotecas y lo que se movía alrededor podía constituir un buen negocio. Esas buenas relaciones, su carácter afable y su muy buen nivel de inglés le permitieron entrar a trabajar en EMI Odeón. Allí hizo de todo: produjo, escribió canciones, representó artistas, sirvió de enlace con la casa matriz inglesa y, en una de esas, el director general se jubiló y Eduardo se convirtió en director general de EMI en España.

Tras dejar EMI y producir y componer para la cantante Ángela, la SGAE se fija en su experiencia y contactos y va a ser nombrado Delegado General de la SGAE para Estados Unidos, Canadá y Puerto Rico. Como él mismo dice, un auténtico virreinato. Pero poco antes ha ocurrido algo intrascendente. Un veterano grupo de su época: Los 4 Jets se ha reunido para un concierto benéfico y lo ha llevado como batería. Ese gusanillo va a ser definitivo en la vida de Eduardo Bartrina.

A raíz de esa actuación en las navidades de 1981 nacerán Los Jets, un grupo instrumental que Eduardo liderará en todos los aspectos. Hacen algunas actuaciones y publican los primeros LP, pero el nombramiento americano de Eduardo corta la trayectoria. Cuando años después regrese de Estados Unidos, su prioridad y su obsesión será refundar Los Jets. Por allí pasarán multitud de músicos: viejos y jóvenes, pero Eduardo ejercerá de piloto de aquella nave desde el sillín de su batería. Los Jets son tan importantes y cotizados en los circuitos europeos del rock instrumental como desconocidos y menospreciados en España. Logran varios años el premio al mejor disco instrumental del año y actúan con asiduidad en Alemania, Holanda y Gran Bretaña. Todo esto se cuece en la cocina de la casa de Eduardo, en una urbanización cercana a Madrid. Hoy Los Jets van camino de convertirse en una de las más sorprendentes leyendas de la música española y sus CD grabados en los primeros años de este siglo se consideran auténticas piezas perfectas de su especialidad.

El trajín de Los Jets con múltiples cambios de personal finaliza el 31 de octubre de 2009. Aunque Eduardo propone a los más jóvenes la continuidad del grupo sin él, deciden de común acuerdo disolver el grupo. Y es lógico. Eduardo Bartrina y Los Jets son una misma cosa. El propio Eduardo nos confesaba que, a pesar de lo que pone en el encarte, uno de sus discos lo grabó él por completo y en otros hizo doblete tocando varios instrumentos.

Pero cuando se llevan 50 años en la música retirarse es sencillamente imposible. En 2010 publicará su autobiografía: “Esto es lo que Hay” (Visión Libros, 2010) y a principios de 2011 grabará un disco a dúo con su buen amigo Brian Locking, ex bajista de The Shadows, que aparecerá firmado como Brian y Eduardo. Ahora Eduardo Bartrina pone a girar uno de sus proyectos más viejos y queridos que entronca perfectamente con la música de Los Jets. Un disco en solitario en el que con paciencia y sapiencia se encarga de todos los instrumentos: guitarras, bajo y, por supuesto, batería; además de la producción. Así nace “Plan B” (HMR, 2011), un disco repleto del viejo sabor de los instrumentales de The Champs, The Ventures, Johnny & The Hurricanes, The Surfaris… Es decir, la plana mayor del rock instrumental y el surf norteamericano.

En 2012 da un giro de tuerca a su pasión por la música instrumental, publicando “Cleaning Up” (HMR, 2012) en el que se aleja un buen trecho del rock instrumental para hacer una música más estándar y de marcado refinamiento melódico, ejerciendo una vez más como multinstrumentista y productor

Si la salud acompaña, a Eduardo le queda aún mucha música en sus manos y en su cabeza.

Álbumes:

Larga duración:

Cleaning Up

2012

Si decimos que este CD absolutamente instrumental contiene éxitos de los 50 con la guitarra eléctrica como protagonista y que...

Plan B

2011

Que nadie espere un despliegue de virtuosismo técnico y virguerías guitarrísticas. plantea una música efectiva y esquemática en el que...

Corta duración:
No existen álbumes de corta duración relacionados a este grupo.
Recopilatorios y directos:
No existen álbumes de recopilatorios y directos relacionados a este grupo.
Reediciones:
No existen álbumes de reediciones relacionados a este grupo.

Grupos:

Dos hombres y un destino sería una...
Durante la primera mitad de los años...

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