Alias Blues Gang

Amantes del blues sobre todas las cosas, Goyo W. Elvira (guitarra), Kino Domens (batería), Johannes Winter (teclista) y David García (armónica) constituyen un grupo de amigos que participan en un foro de Internet en el que debaten concienzudamente sobre la pureza en su adhesión a dicho estilo musical de diferentes grupos. En dichas competiciones virtuales sobresalía el armónica, recién llegado a Madrid desde su Asturias natal, que se ganó el apodo de Jomeini. Goyo (Obsolette y Entró Cadáver) y Kino (PDo Negro, Hexensabbat, Bizarres and The Pistachos Company, Mr. D Blues Project y Doctor Yerba), por su parte, se conocían por haber cursado juntos estudios de Informática.

Este es el núcleo que constituye, casi en paralelo, dos proyectos musicales a finales de 1999: The Black Cat Bones, en el que el blues se aunaba con una componente no despreciable de rock, y Alias Blues Gang, banda de blues en estado puro. Para formar esta última recurrieron a dos amigos de Kino: Conrado Crespo, que se hará cargo del bajo, y Vladi Olmos, al que conoce en una asociación de la facultad de Filosofía de la Universidad donde cursa sus estudios, y que se encargará de guitarra y voz.

La plaza de bajista sin embargo quedó pronto desierta cuando Conrado deja el grupo por cuestiones familiares. Estuvieron funcionando con varios sustitutos; incluso a Goyo, a su pesar pues lo que realmente quería es tocar la guitarra, le tocó hacer sustituciones cuando no se encontraba nada mejor. El relevo final lo da Martín Molina, al que contactan por medio de un anuncio. Johannes, que nos orienta en esta crónica, nos indica que el grupo dispuso incluso, para algunos conciertos, de un saxofonista inglés, pero dejó la banda por no terminar de adaptarse a la misma.

Precisamente conciertos fue algo de lo que no faltó en la corta historia del grupo. Alias Blues Gang consiguió hacerse un hueco con todo merecimiento en el circuito de festivales (Cazorla, Béjar, Almería…) y garitos especializados. En la capital, el teclista nos cuenta haber pasado por todos los locales que conforman la escena habitual: «La Coquette, Beethoven Blues Bar, El Junco, Bogui, Moe, Honky Tonk, Bar & Co, Café del Foro, incluso el Chesterfield cuando era de música americana«.
Goyo, David, Kino y Johannes habían establecido un sistema de gestión para las bandas en las que han tocado juntos, por medio de un bote al que iban las ganancias en actuaciones y conciertos. De ahí costeaban los gastos de alquiler del local de ensayo, viajes, comidas y grabaciones. El teclista nos comenta que probablemente sea Alias Blues Gang, junto con The Blind Lemons, el grupo que formaron inmediatamente tras la disolución del anterior, con los que más y mejor se alimentó dicha bolsa comunal de finanzas.

Tal y como se anunciaban en textos promocionales la banda tenía clara sus intenciones: «Somo jóvenes, nos apasiona el blues y ésta es nuestra primera bandas seria«. A pesar de la confesada juventud, lo cierto es que probablemente no sea una exageración incluir a los miembros de Alias Blues Gang en la lista de «casos ejemplares» de músicos de blues que «con mucho esfuerzo» han conseguido «vivir con dignidad» del estilo de música que les apasiona. Lista que en opinión de Johannes estaría formada por nombres como «Tonky, Flaco Barral, Ñaco Goñi, Fede Aguado, los Reyes del KO (ahora triunfando en Alemania). Todos grandes del blues español, y referentes directos para nosotros (varios de nosotros hemos tocado con alguno de ellos en algún momento)«. Y es que el grupo estaba constituido por grandes músicos que podrían ser perfectamente solistas de mérito. El equilibrio, o quizás fuera mejor indicar desequilibrio, entre los mismos, fue uno de los grandes problemas que no pudieron resolver. Johannes nos analiza la situación desde la perspectiva que da el tiempo: «En directo eso requiere una mesura muy exigente para no acabar siendo pesados, y mucho equilibrio para no hacer de menos a nadie. Muy difícil«.

Pero también existían diferencias en lo que se refiere a la dirección estilística a seguir. Sigue al habla Johannes: «Vladi quería experimentar más, ampliar el marco estilístico, fusionar estilos de una forma muy personal y original. El resto queríamos tocar blues y rhythm and blues«.

A pesar de la convulsión en la que se debate la banda, se deciden a grabar un disco. Siguiendo la opinión de Kino, Alias Blues Gang ha esperado un tiempo conveniente antes de dar este paso, para garantizar un trabajo de calidad. La grabación se realiza en los estudios El Lagar de Flaco Barral y Gustavo Ros de Chinchón. El local, tal y como lo describe Johannes estaba montado en un antiguo lagar, reformado para la nueva ocupación. Era «muy bonito, y no sonaba nada mal«. Únicamente lamenta el teclista el no haber contado con piano alguno con el que trabajar: «El sonido del piano era horrible (…) Yo no tenía nada más que el órgano. Me horroriza poner Movin’ the Gang (un tema que salía bien por otra parte) por oír un sonido tan espantoso de inicio. También era bastante chano el sonido de mi Hammond XB-2, y en la mezcla creo que me empeñé demasiado en que sonara más alto de lo que debiera«.

La mala química existente en el seno del grupo tuvo su reflejo en la grabación del disco. Johannes lo describe crudamente: « (…) Yo llegué físicamente a las manos con el bajista, hubo insultos, plantones radicales, gritos, broncas varias. Flaco Barral, un tío adorable y tranquilo, flipó bastante, aunque yo creo que está acostumbrado a ver de todo en un estudio, y tampoco somos tan bestias. La tensión se produce cuando te importa una grabación (siempre hay alguien que está tenso), cuando cuesta pasta y cuando estás mucho tiempo metido en un zulo«.

El resultado de aquellas sesiones fue el larga duración «Movin’ the Gang» (Autoproducido, 2003), autoproducido tras las malas experiencias en la búsqueda de sello discográfico que ya tuvieran con The Blak Cat Bones. Un disco que, a pesar de todos estos condicionantes con los que se facturó, refleja la calidad de los músicos. Las composiciones de Vladi están impregnadas de su gran personalidad, adaptando unas letras ingeniosas en castellano a los palos más puros del blues de denominación de origen norteamericano. El resultado son unas canciones originales e incisivas. Junto a ellas, una generosa lista de versiones e instrumentales compuestos por diferentes miembros de la banda. Para completar la gran diversidad, Big Mama Esther, cantante de The Black Cat Bones, pone su portentosa voz al servicio de tres temas.

Tras continuar con las actuaciones, pero tras dejar de ensayar, la banda se disuelve en 2005, coincidiendo también con el final del otro proyecto en paralelo, The Black Cat Bones, debido a las diferencias entre Vladi y el resto del grupo. Como nos cuenta Johannes la relación entre ellos no terminaban de arreglarse: «Es típico que ocurra cuando las discusiones y broncas empiezan a ocupar más tiempo que los ensayos efectivos«.

Vladi y David inician un proyecto como dúo: Vladi Olmos y David García en el que en versión acústica y cruda propugnan la vuelta al blues primigenio, al blues rural. La pareja lleva ya unos cuantos discos publicados. Kino, Goyo, Johannes y el propio David, como armónica y cantante, pusieron en marcha los ya mencionados The Blind Lemons, banda que sigue con el blues de club como gran referente y que sacó pronto al mercado un nuevo LP.

A pesar de la tensión con la que funcionaron en Alias Blues Gang, los componentes consiguieron mantener una buena relación entre ellos, como lo demuestra la pertenencia de David a los dos grupos que surgieron tras la disolución de la banda, y las cervezas que se han tomado juntos una vez liberados de la presión del grupo. Tiempo después, y además del dúo con David, Vladi inició el grupo Same Old Blues con Pino Sambattaro y Javier Rocaberti. Por su parte Goyo, Kino y Johannes participaron en Screamin’ Witch Doctors.