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En 1997 Teo Cardalda aprovecha un parón creativo de Cómplices para sacar su primer (y, hasta la fecha, único) largo en solitario. Un trabajo con un sonido setentero muy parecido al que ya había otorgado a «La Exposición Internacional de los 80» (Nuevos Medios, 1986) en el proyecto Pop Decó años ha, pero más guitarrero y con ecos de la ópera-rock tan bien desarrollada por bandas como Queen, aunque con un deje ronco en la voz muy italiano a lo Sergio Dalma.

El disco, del cual se lanzaría «Así se mueren las diosas» como single, peca de pretender ser en todo momento emocionante y desgarrador a toda costa; hecho que, en la mayoría de ocasiones, produce más estridencia que otra cosa. Precisamente es cuando se nos muestra más comedido cuando mejores resultados se obtiene, como en «Metrópolis», muy Mecano.

Con un aura conceptual y una atmósfera de pesar y sufrimiento, también nos encontramos en él canciones vibrantes como «Si eso no es por amor», y otras intimistas con bellos acompañamientos de piano como en «Paraíso perdido», pero que no son ni mucho menos suficientes para que este sea un disco algo más que prescindible. Y por favor, que alguien acabe con su dolor.