Durante la segunda mitad de la década de los 70 la fiebre revival se deja notar en numerosas reediciones de viejos discos y el nacimiento de algunas bandas especializadas en versionear conocidas canciones que triunfaron quince o veinte años atrás. Si este revival se notaba en muchas parcelas de la música, es en el rock and roll clásico en el que va a tomar carta de naturaleza.
Zapatón es una creación de Tony Luz, legendario guitarrista de Los Pekenikes, que en 1977 se une a músicos bastante más jóvenes que él para alumbrar un grupo especializado en temas instrumentales y cantados de los primeros 60, aderezados con el condimento de la música de los 70. Sus compañeros de viaje son: Rafa Fortes (guitarra), Enrique Guerrero (bajo y contrabajo) y Antonio Martín-Caruana –Ñete– (batería).
El resultado es un sonido heredero de los primeros rockers instrumentales, potente y de gran limpieza, aunque falto de ideas realmente originales. No me atrevería a calificarles de grupo de rockabilly, pero evidentemente estaban abriendo camino a la pléyade de grupos de este estilo que surgirían en los siguientes años.
En 1977 graban en Hispavox su único disco, «Zapatón» (Hispavox, 1977). Un larga duración que contiene ocho temas instrumentales y tres versiones cantadas de otros tantos clásicos del primitivo rock norteamericano.
Su buen sonido en directo consigue en 1978 un interesante contrato para convertirlos en la banda de acompañamiento del musical «Elvis», que durante cinco meses estuvo en cartel en el Teatro Barceló, de Madrid. Una vez cumplido el contrato, el grupo decide disolverse.
Tony Luz, rocker hasta la médula, formará un año después Bulldog, grupo de referencia del rockabilly madrileño, y Ñete, tras pasar por orquestas de baile y bandas de acompañamiento de cantantes de medio pelo, se convertirá en batería de Nacha Pop.
El alma máter de Zapatón, Tony Luz, falleció en noviembre de 2017.
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