Resulta que ni Vilma se llama de verdad así, sino que es Gema Martín Consuegra, ni Los Señores son personas sin identificar, sino que se trata de Ricardo Moreno y David Gwyn. Además ninguno de los dos es un desconocido, ya que han pertenecido a bandas como Zoquillos, Monaguillosh, Los Ronaldos, La Marabunta, Marlango, Fangoria o acompañando a gente como Josele Santiago, Quique González, Christina Rosenvinge o Nacho Mastretta. Pero a pesar de estos historiales tan impresionantes, Vilma y Los Señores se forma alrededor de Gema y de sus canciones, las que compone y canta. Resulta encima que la experiencia en estos asuntos de la cantante eran, hasta el momento de ponerse el grupo en funcionamiento, prácticamente nula.
Y es que Gema, profesora de yoga, lengua y literatura, de cuarenta años en aquel momento, contaba en entrevista al diario El Pais, no terminaba de encontrarse totalmente a gusto como docente en el instituto de Formación Profesional en el que trabajaba: «Me gustaba el trabajo pero me sentía como Wilt, el personaje deTom Sharpe, que enseñaba Literatura a chicos de Mecánica«. Así que un día, en el que por lo visto llegó algo más tarde a casa, se decide a seguir clases de canto. Pero la revolución en casa no acabó ahí, ya que Ricardo, su marido, descubre las canciones que lleva componiendo desde hace ya un tiempo. «Yo ni siquiera sabía que componía y un día le escuché unas canciones y me sorprendí. Las escuchó David y enseguida quiso trabajar con ellas«, contaba Ricardo a la revista World Music. Además, los dos músicos, llevaban hablando tiempo atrás de la posibilidad de hacer algo juntos. La frescura y arrojo de Gema y las canciones que «componía para pasar el rato«, se transforman en la razón de ser y excusa del nuevo grupo.
Grupo que empieza a andar al comienzo del 2007. El porqué del nombre que adoptan tiene que ver con los gustos televisivos de Gema: «A mi me encanta Vilma Picapiedra desde pequeña y soy pelirroja; ellos ya tienen una larga trayectoria y con ese nombre no engañan a nadie«, nos cuenta ella.
El 13 de marzo de ese mismo año están ya en disposición de dar el primer concierto. Lo hacen en la sala madrileña Costello. Es fácil comprobar que las sensaciones de aquel debut tardarán en difuminarse para Gema: «No podré olvidarlo, estaba lleno de gente y nos aplaudían sin parar. Qué alegría, no lo había experimentado nunca, ellos dos sí«.
Los ensayos son en una casa, «en una buhardilla en luz de día«, como le contaban a la revista Mondosonoro. Parece el marco justo en el que centrarse en el intimismo y la sencillez. Precisamente una de las claves en las que se basa el engranaje entre cantante y músicos apunta en esa dirección: «Yo estaba empezando, ellos eran expertos pero llegamos a un punto de entendimiento natural pues los tres queríamos sencillez en los acompañamientos, un sonido acústico (…) No necesitamos de muchos vatios«.
Con estos presupuestos trabajan las querencias por los aires mexicanos que de siempre han gustado a Gema, las delicias a la guitarra de David, gustoso a reforzar cualquier atisbo fronterizo en la apuesta de la compositora y el espacio que encuentra Ricardo para sus percusiones y marimbas.
De las posibilidades de su propuesta se hacen eco en Karonte, que tras escucharles en una actuación les ofrece la grabación de un disco. Para el mismo, montan pronto una generosa lista de temas en el estudio Audiomatic asistidos por Jose María Rosillo. La posible desnudez de las bases sentadas por el trío se reviste con la aportación de una larga lista de colaboradores que se ponen a su lado: Pablo Novoa (Golpes Bajos) y Miguel Malla, firmantes de similares aportaciones de discos de Los Ronaldos desde su «Sabor Salado» (EMI, 1990), Nacho Mastretta, Pablo Navarro…
Con todos estos ingredientes es con lo que se cuece «Turbulencias» (Karonte, 2008), el primer disco de Vilma y Los Señores. Al estrictamente personal estilo que impregna el disco gustan de llamarlo Panamericana, una etiqueta con la que pretenden aunar «la música norte y sudamericana» que siempre le ha gustado a Gema, y el blues, soul y country que se le suponen, por añadidura, a David por su condición de californiano.
Hay incluso una pequeña pizca de siniestralidades en ciertos pasajes que bien pudiera tener su origen, más que a posibles peculiaridades de la cultura y arte mejicanos para con muertos y espíritus, en algo que según nos dice Gema, su amigo Nacho Canut le repite siempre que tiene ocasión: «Se nota que yo de adolescente era gótica y me encantaban Siouxie and The Banshees, Nick Cave…«.
Es de esta forma en la que se conforma el envoltorio adecuado para unas letras para nada descuidadas: «Las letras son importantísimas para nosotros, en ellas se habla de episodios personales o historias que nos han llamado la atención«. Aunque no tiene problema alguno en reconocer que «Turbulencias» es un disco marcado por las inestabilidades por las que pasaba la cantante en aquel momento, nos previene antes de lanzarnos a sacar conclusiones precipitadas. La determinación con la que se embarcó en el proyecto musical no tiene que ver con la superación de la esclerosis múltiple que le acompaña desde que tenía veinticuatro años: «No empecé a componer por ello conscientemente, pero es cierto que me ayuda a llevarlo todo mejor. Con ello me evado de pensar en cosas horribles pero no es la razón de la creación del grupo«.
La acogida del disco entre prensa especializada y entorno artístico de la banda sobrepasa el mero cariño para con una principiante. De su voz, se ha dicho que es bellamente imperfecta, y que consigue extraer clásicos de las canciones que ejecuta. La audiencia más receptiva a la propuesta del grupo gusta de esa mezcla de intimismo y carácter. Gema nos describe la sala ideal en la que mejor se desenvuelven: «Locales donde el público sabe que va a escuchar música, en silencio por el bajo volumen del escenario. Suelen ser sitios con asientos y así conseguimos crear un ambiente de auditorio donde no hace falta mucho volumen. Aunque nuestro público no es numeroso si es muy respetuoso, nos escuchan y podemos hacer los matices que queremos«.
Reciben la invitacion para tocar en los conciertos de Radio 3, donde pudieron mostrar las maneras con las que se defienden en las tablas. Por supuesto, Gema no encontró tiempo para preocupaciones por encarar experiencias novedosas: «La relación con la cámara fenomenal, no hubo parones para repetir y el público, maravilloso. Un amigo mío al verlo me comentó ‘la cámara te quiere’ a lo que yo respondí ‘a mí ella me gusta, no me asusta, me divierte‘.
En dicha actuación les acompañó Juan de Dios Martín como bajista y teclista, con el que se mostraron encantados, hasta el punto de proyectar la grabación de un nuevo trabajo con él. «Tempus Fugit» (Karonte, 2010) reincide en muchas de las coordenadas con las que empezó a trabajar el grupo. Por ejemplo en detalles, nada baladí, como sello, productor y diseñador, que como en el trabajo anterior es Nelson B. Aunque los tonos oscuros del ojo que preside la portada pudieran dar a entender una vuelta más en posibles torturas interiores, el caso es que el grupo coincide en señalar que se trata de un disco más luminoso anímicamente.
En lo musical presenta unos temas que salen ganando con la inclusión de un elemento más en la banda, y que siguen teniendo las mismas referencias en aires fronterizos, intimistas, sobrecogedoramente tiernos y oscuros. Que el proyecto va en serio es ya más que evidente y cada vez resulta más fácil implicar a amigos de profesión en el mismo de una u otra manera. Para «Tempus Fugit», por ejemplo, además de repetir con alguno de los colaboradores del disco anterior reclutan a Xoel López (Deluxe) para voces de apoyo o a Coque Malla, al que le piden que toque guitarras.
Juan de Dios, que es también productor, encuentra compromisos que le impiden implicarse más en el grupo. En su sustitución recurren a otro amigo, Luis García, que ya coincidiera con Ricardo en Los Ronaldos. Su incorporación se produce el 9 de marzo de 2011, en el concierto que diera la banda en un teatro de Oviedo.
Aunque entrevistados por World Music manifestaban las dificultades que impone, a la hora de salir a tocar, el hecho de que sean las propias bandas las que contratan a las salas para sus actuaciones, lo cierto es que ya han tenido ocasión de viajar a distintos puntos de la geografía española.
Se les ve cuerda para rato. A Gema la energía parece desparramársele por los cuatro costados; a Los Señores, su nueva faceta, la de buscar su sitio musical alrededor de esta madre coraje de la canción, les parece haber insuflado ganas y alegrías renovadas, y la madurez que van adquiriendo los pilares de la banda, la voz de ella, las letras, bien suyas o de Ricardo, y el refuerzo cada vez mayor de músicos de prestigio de alrededor, vaticinan que la cosa sólo puede ir a mejor.
Por si acaso Gema, digo Vilma, ya ha avisado a su técnico y productor de confianza, Jose María Rodillo, de que se vaya preparando, que ya tienen material nuevo.
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