El fallecimiento de Eduardo Benavente fue una verdadera conmoción. Parálisis Permanente dejaba de existir tras este varapalo, y tanto Ana Curra como Rafa Balmaseda se hacían fuertes en Seres Vacíos, proyecto que habían simultaneado hasta entonces. Sin embargo, las cosas no salen como era esperado, y Rafa decide volverse a su San Sebastián natal: «La historia terminó porque no teníamos trabajo y yo personalmente para vivir en Madrid necesltaba una base. Este fue el motivo de que me fuera de Seres Vacíos. Se disolvió porque yo desapareci y regresé a San Sebastián. Por otro lado, José tocaba la guitarra con La Frontera y Carlos combinaba con Ariel Rot. No habla actuaciones, tampoco ensayos y la cosa fue a menos. No pensaba que el grupo fuera a desaparecer por mi marcha, pero se disolvió, si.», comentaba Rafa para Muskaria. Sin embargo, las relaciones con Ana no se verían deterioradas, y Rafa colaboraría con Ana en solitario tiempo después.
Sea como fuere, nueva etapa para Rafa Balmaseda, que tras haber hecho sus pinitos a la composición en su proyecto Trata de Blancas durante su estancia en Parálisis y su amago de producción a los No -grupo donostiarra que se disolvió justo cuando iban a grabar un disco para DRO por el abandono del guitarra y el batería-, entra en dicha formación, la cual automáticamente cambia de nombre a Vidas Ejemplares, quedando conformada por él mismo al bajo, el ex-No Iñaki Peñamaria -Pi, de Pinocho- (voz), José Motos (guitarra) e Iñaki de Lucas (batería).
Tras preparar a conciencia el directo, el nuevo grupo se presenta en un concierto en la cárcel de Martutene junto a otras bandas locales, tocando cuatro canciones, dos de ellas –«Es verdad» y «Preparado»– ya conocidas de la última etapa de No. El segundo concierto lo realizaban la semana siguiente en el marco del II Concurso de Rock de Donostia, siendo uno de los grandes favoritos por sus tablas y experiencia, factores que acabarían a la postre por condenar a la formación a un miserable octavo puesto, pues el juzgado, conformado por miembros escogidos por las propias bandas, consideraban a Vidas Ejemplares demasiada experimentada como para participar en semejante concurso. El público, sin embargo, según crónica de la época recogida en Muskaria, se fue con ganas de otra y lo pasó en grande.
Desde el principio tenían asumido que debían grabar lo antes posible -tenían mucha fe y dedicación despositadas en el proyecto- y, ajenos a la vertiente de Rock Radical Vasco imperante en el momento, consiguen que DRO les saque un mini-LP de ocho temas de claras tendencias after-punk: «Vidas Ejemplares» (DRO, 1986), grabado en los estudios Tsunami con la colaboración a los teclados de Antonio Benitez, el que fuera teclista de UFO, y producción a cargo de la propia banda.
El disco pasa bastante desapercibido, y no logra desprenderse de sus claras influencias, sobre todo la de Parálisis Permanente, que planea como una sombra alargada, nombrada en todas y cada una de las escasas reseñas de la época, y sin hacer mucho ruido, acaban dando carpetazo al asunto.
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