En los albores del rock en nuestro país existieron unos auténticos francotiradores, unos rockers de raza cuyo despliegue era bien sencillo: una voz, una guitarra eléctrica de caja, un amplificador de maleta y un micrófono. Con ese aparataje, y sin acompañamiento la mayor parte de las veces, actuaban en emisoras de radio, salas de fiesta y donde se terciara. Si había suerte y la sala contaba con megafonía, se las ingeniaban para conectar allí el micro. En caso contrario, la guitarra y la voz sonaban a través de un mismo amplificador que no superaba los 20W. Kurt Savoy, Ontiveros, Gino Capella y Víctor Ponti fueron claros ejemplos de lo que podríamos llamar rock and roll con dos bemoles. Posteriormente, ya en los 70-80, sólo el argentino Moris dio continuidad a este modo bizarro de afrontar el hecho musical.
Estos personajes se dieron mucho más en Madrid que en Barcelona, pero curiosamente ninguno de ellos es madrileño. Además de sus guitarras eléctricas, era indispensable contar con un sonoro nombre de guerra. Así el verdadero nombre de Víctor Ponti era Víctor José Barcenilla Serrano.
Nació en Elche y allí dio sus primeros pasos en el mundo de la música, cantando en coros y escolanías. Comienza a peregrinar por los programas radiofónicos de aficionados cara al público. En 1960 se alza con el triunfo en el concurso «Primer Aplauso» en televisión. El codiciado premio es un viaje a Italia. Ese verano actúa por la Costa Brava.
De regreso a Madrid graba un EP “La Barcarola / Que yo te Quiero / Pitágoras / Hechiceros” (Toreador, 1961) que fue publicado en Toreador, un subsello dependiente de Iberofón. Cuatro temas de factura italiana y francesa. En alguno de ellos, el bueno de Víctor canta en español con acento ridículamente extranjero para aparentar una procedencia foránea. El complejo de inferioridad hispano en lo artístico alcanzaba cotas de gilipollez y los sellos discográficos pensaban que si lo hacían pasar por cantante extranjero, su disco sería más apreciado.
Ese 1961 se va a vivir a Madrid, actuando con asiduidad en salas de fiesta, casi siempre con su guitarra como única compañera. En el verano de 1962 conoce a un grupo argentino llamado Los del Plata, que en su país había gozado de un cierto éxito juvenil. Se une a ellos como cantante y marchan a París para participar en el Festival Internacional del Twist. La final se disputa en octubre y, contra todo pronóstico, Víctor Ponti y sus compañeros ganan por delante de cantantes como el italiano Little Tony.
Regresan a Madrid para actuar como figuras en la segunda sesión de las míticas Matinales del Circo Price, celebrada el 2 de diciembre de 1962. El grupo no logra destacar a pesar de tener muchas tablas y se convierten en un grupo especializado en música de baile. Actúan en varios países europeos y años más tarde grabarán un par de discos en España con el nombre de Los 5 del Plata. También actuarán en algunos festivales de la época sin tampoco descollar especialmente.
Ya en la década de los 70, Víctor va a formar un grupo-orquesta llamada Juanita Rivero y Cosa Nostra, en el que cantará y tocara el bajo. Un grupo en el que también estará su hermano Quique y la esposa de éste, Juanita, que había llegado a España con Los Rivero; un grupo familiar cubano que hizo mucha televisión y muchos directos en los 60. Este grupo actuaría por toda España y también en el Norte de África y en cruceros. Años más tarde esta orquesta se llamaría simplemente Cosa Nostra y últimamente, Terra.
Víctor Barcenilla siguió vinculado a la música toda su vida en diferentes formaciones dedicadas profesionalmente a la música para amenizar bailes, falleciendo en 2011. Como cantante solista Víctor Ponti nos dejó un único y remoto extended play, que nos muestra a las claras los duros inicios del rock and roll en España.
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