Nacido en Barcelona en 1921, Víctor Balaguer forma junto a José Guardiola y Ramón Calduch el trío de crooners catalanes por excelencia. Fueron seguidores de Nat King Cole y Sinatra, pero sobre todo adoradores de las grandes voces masculinas italianas de los 50, tal que Domenico Modugno o Claudio Villa, cuyo estilo calcaron. Su referencia más cercana, no obstante era Luis Mariano, el cantante vasco-francés que se había erigido en rey del music hall francés.
En el caso de Víctor o de Vic Balaguer, como aparece en ocasiones, estamos ante un tenor de voz impostada y estudios de canto clásico, que le llevarían a debutar a finales de los 40 como intérprete de zarzuelas. De ahí, pasó ya en los 50 a cantante de orquestina de sala de fiestas. Puso su voz en la Orquesta Florida, una de las más prestigiosas de su época en Barcelona.
Aunque probablemente, grabó algún disco de pizarra como solista (dato que no hemos podido constatar), su primer disco de vinilo fue un EP en que cantaba en la cara A, mientras que la cara B contenía dos piezas instrumentales de la mencionada Orquesta Florida. Por tanto, podemos fechar, con todas las reservas, su inicio discográfico con “Paris te Amo” (Regal, 1958), con un Víctor que ya contaba por entonces 37 años y que era una de las figuras artísticas del incipiente Barcelona by night. Pronto le seguiría su segundo disco, ya en exclusiva, “Soñar” (Regal, 1959) con cuatro temas de claro sesgo melódico y luciendo una voz engolada, casi siempre con un punto extra de afectación.
Pero en 1960 lo que venía de fuera era rock and roll y su nueva discográfica encarga a Víctor un disco dedicado al nuevo ritmo que hacía furor. Con una voz excesiva y cercana al bel canto graba “Danny / Tutti Frutti / Julieta / Ciao ti Tiro” (Columbia, 1960) que lo acerca a un público joven. A finales del verano de ese año obtiene uno de sus mayores triunfos. Concurre al Festival de Benidorm y hace la segunda versión de la canción ganadora, una de las más famosas que ha dado la historia de ese festival. “Comunicando”, cuya primera versión y la que aparece en el palmarés fue interpretada por el chileno Arturo Millán. De ahí sale tal vez su disco más vendido con el título genérico de 2º Festival Español de la Canción Benidorm” (Alhambra, 1960). Su siguiente EP contiene temas procedentes de otro festival, el “2º Festival de la Canción Mediterránea” (Alhambra, 1960) encabezados por “Mi Pequeña”. Hay que hacer notar que Victor Balaguer participó en este festival con el tema “Gorrión”, último clasificado en la final y que nunca fue editado en disco.
Estos discos y su triunfo benidormí convierten al ya veterano Víctor Balaguer en figura cotizada, tanto que TVE se fijará en él para llevarlo a Eurovisión en 1962 con la canción “Llámame” (Vergara, 1962). Un tema trasnochado cantado con exceso de dramatismo que se quedó en el último lugar con cero votos y que pesó como una losa en el futuro del cantante catalán. Su siguiente disco será un italianizante “Addio, Addio” (Vergara, 1962), que contiene también otros éxitos de autores italianos tan reputados como Domenico Modugno o Renato Carosone. Ese año publica también un EP con cuatro canciones procedentes del Festival de la Canción Mediterránea: “Briccola di Luna / Tierra gris / La muralla de Berlín / Je t´aime, je t´aime” (Vergara, 1962). Se trata de un disco con muy buenas interpretaciones y un acompañamiento orquestal adecuado. Probablemente el mejor disco de su carrera.
Se despide de Vergara con un EP de lo más variopinto en el que convive la samba con la canción melódica y hasta con un hit instrumental al que se le acopló una letra en español: “Telstar / Debes saber / Una sola nota / El barco blanco” (Vergara, 1963).
Siguió actuando con asiduidad en salas de fiesta y festivales de la canción, pero su voz educada en el gusto clásico cada vez estaba más fuera de lugar. Aún grabaría otro EP más de índole turístico e infumable se mire por donde se mire: “Villa de Palamós” (Discophon, 1965). Cantante muy profesional y cuidadoso, siguió actuando en orquestas de baile hasta bien entrados los años 70.
Víctor Balaguer falleció en Barcelona en 1984 víctima del cáncer, dejando tras de sí unos discos cargados de swing y siendo uno de los artistas más cercanos al concepto de crooner español.
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