Snap fue el primer grupo en serio de una cuadrilla de chavales de apenas dieciocho años que comparten, además de su gusto por la música de guitarras, cervezas y correrías por la gran ciudad. Era el año 1986 y la formación original la componen Suso (guitarra), Chema (guitarra), Jose Angel (batería) y Jesús (bajo).
Comienzan con ganas de tocar como lo hacían las bandas que les gustaban. Se movían en el espectro mod, confeccionando incluso fanzines de este género, y por tanto los parámetros con los que funcionan son, principalmente, los del pop-rock de guitarras poderosas, power-pop. De hecho, para el nombre de la banda se fijan en un disco de los Jam, “Snap!” (Polydor, 1983), un recopilatorio que sacaran los de los rifles de Eton sólo un año después de su disolución.
Antes de estabilizarse en una formación definitiva, la banda sufrió una serie de cambios. Jesús se marcha y es sustituido por Edu, mientras que Jose Ángel deja la batería, cubriéndose la vacante de forma provisional con Johny, un inglés. No es, de todas formas hasta que entra Pedro, en 1987, para hacerse con las baquetas que se puede decir que se ha consolidado Snap.
Se van sucediendo los conciertos, principalmente por garitos de Madrid y para públicos formados por amigos de la banda. En una de esas actuaciones, la que dieron en la antigua sala Comité en plena Gran Vía madrileña, reciben una visita inesperada, la de un personaje trajeado que les dice, en lo que extiende una tarjeta de presentación en una mano, que le ha gustado el concierto que acaban de dar. En lo que despachan unas cervezas en la barra del local reciben invitación formal para visitar las oficinas de la compañía BMG-Ariola al día siguiente. Chema nos cuenta que el directivo del sello era un conocido de un grupo de chavales que tocaba en otra banda, seguidores además de Snap, que le recomendaron que se pasara a verlos en acción.
El grupo accede encantado a la oferta y graban una maqueta de cuatro canciones en el estudio que tiene la compañía en los bajos del edificio de su sede central. Algo debieron de ver los directivos correspondientes en temas como “Sentado en el parque”, que ya iba incluido en la cinta, porque les piden completar la entrega con más canciones con idea de editar un disco.
Para la grabación acuden a los estudios Trak de Madrid, pidiéndole a Manolo Uvi (Commando 9mm, Punk Guerrilla) asistencia para la producción. El bajista así nos lo confirma cuando le preguntamos por la relación que le unía a los componentes de Snap: “Nos conocemos hace mucho tiempo, y sabian por donde iban los tiros, ya que les produje las maquetas. Muchas noches de copas y charla hacen el conocimiento mutuo”. Además, buscando una segunda opinión, se llama a Javier Andreu. Su presencia, aportando de alguna manera el sello de La Frontera al proyecto, es acogida de muy buen grado por Ariola.
Suso recuerda sin poder ocultar una media sonrisa los enfados de Manolo en el estudio pidiendo infructuosamente al técnico que diera más potencia a las guitarras. Más éxito tuvieron sin embargo las sugerencias de Javier de buscar una producción más detallista para las canciones que traía la banda. Manolo nos confirma este punto: «Me mosqueaba porque el técnico le hacía más caso a Javi, y sonaba más blandito. Por eso el disco quedó más popero de lo que me hubiera gustado a mi. Las maquetas suenan más a Snap«. Chema, el otro guitarra, corrobora lo diferente del mensaje recibido de uno y otro productor. Analizando el resultado final, confiesa no sentirse decepcionado, aunque sí hubiera subido el plano de las guitarras.
En el disco, el 12» con el que debutaban, «Snap!» (BMG Ariola, 1990), se incluyeron seis temas. Temas de power-pop atemperado en los que se deslizan maneras felinas de punk-rock con ganas de morder. Versión de The Boys y letras que por lo general se mantienen en los limites que marca lo políticamente correcto. El propio Suso, al echar la vista atrás, nos habla de unas canciones que no tenían por qué poner en aprietos a nadie en las oficinas de la casa discográfica. Las letras se centraban principalmente en las cervezas que se tomaban, sus relaciones con las chicas y las horas que dejaban transcurrir en los parques y las calles de Madrid. Power-pop, pop con maneras de rock que posteriormente, con el paso del tiempo, se iría transformando en tonos más enérgicos, influenciados por Ramones, Undertones o los Clash.
El disco vino acompañado de los sencillos “Sentado en el Parque” (BMG Ariola, 1990) y “En mi Barrio” (BMG Ariola, 1990), con las que quizás sean las dos canciones insignia de la banda como plato fuerte y portadas que parecían aprovechar fotos de la misma sesión en la que se tomó la utilizada para el LP.
El formar parte de la escudería de un sello grande como Ariola aportó al grupo cierta organización en sus actividades. De entrada se hicieron con los servicios de un manager, Lalo, que también llevaba a Los Enemigos. Sin que advirtieran un aumento espectacular en el número de bolos que dieron una vez firmaron con la compañía, lo cierto es que los afrontaron con un punto más de profesionalidad.
Donde sí notaron el respaldo del sello fue en las oportunidades de las que dispusieron para aparecer en televisión. Estuvieron en algún que otro programa de variedades, que aunque alejado del perfil ideal de espacio musical que la banda hubiera deseado, sí que es cierto que les posibilitó presentar vía playback varios de sus temas, así como responder alguna de las preguntas de la presentadora de turno.
La que recuerdan quizás de forma más especial es su participación en Cerca de Las Estrellas, el programa sobre baloncesto profesional de Estados Unidos, presentado por Ramón Trecet. La conocida afición del periodista de TVE y Radio 3 por cuestiones musicales hacia que, a pesar del carácter deportivo del programa, no fuera raro que se contase con algún grupo que tocara algo para la cámara. Aparentemente desde la cadena de televisión se contactó con Ariola solicitando la contribución de alguno de los grupos o artistas de los “grandes”, pero ante la imposibilidad de contar con ellos por incompatibilidades de agenda, desde el sello propusieron alguna otra alternativa, entre ellas los propios Snap. Ante la sorpresa general, del propio grupo de entrada, las querencias ramonianas que les creyó ver Ramón Trecet fueron suficientes para que el presentador se decantase abiertamente por ellos. De hecho, a la hora de presentarlos en el programa se refirió a ellos como “los hijos pequeños de los Ramones”. Para la ocasión Snap interpretaron “Sentados en el parque” y “En mi barrio”.
De acuerdo a lo que nos cuenta Suso, estas apariciones televisivas y unas imágenes capturadas con una especie de tomavistas en una actuación que dio la banda en Bilbao son las únicas que quedan registradas de los madrileños en acción. Tocaron eso sí con muchas de las bandas más interesantes del circuito no convencional en el que se desenvolvieron: Los Enemigos, Las Ruedas, Commando 9mm…
Siempre tuvieron bien presente su condición de banda pequeña, tanto para su propio manager como para el sello con el que habían firmado. El primero siempre priorizaba esfuerzos y recursos para con la banda que llevaba antes, Los Enemigos, y con Ariola tuvieron que vivir alguna que otra situación cuando menos sonrojante. Así, en mas de una ocasión les tocó suspender alguna sesión en los estudios de la compañía de forma apresurada y repentina porque desde arriba les llamaban diciendo que Ana Torroja se disponía a utilizar las instalaciones en ese preciso momento, teniendo que salir el grupo literalmente por la puerta de atrás para evitarle a la diva del techno-pop madrileño encuentros no deseados.
Tras el disco de 1990 vuelven a grabar una maqueta para Ariola en vistas a sacar nuevo material. Sin embargo, el interés del sello con ellos desaparece súbitamente de forma imprevista. Cierto es que las ventas del 10” no habían sido millonarias pero el guitarrista nos hace ver que este mismo trato fue el que recibieron grupos que, como Snap, habían recibido el apoyo del sello para grabar un primer disco y que de golpe fueron abandonados en la estacada. La compañía, que por entonces gestionaba las andanzas de primeros espadas como Joaquín Sabina o Radio Futura, parecía así deshacerse de forma apresurada de proyectos a los que no les veían un futuro claro. Chema cree que se trataba precisamente de ir probando con varias bandas para ver si con alguna en concreto funcionaba la cosa.
La desilusión de ver truncadas de forma tan brusca sus expectativas y cierto cansancio acumulado en algunos de los componentes hicieron mella en la moral de la banda. Así tomaron la determinación de parar.
Suso y Chema se habían quedado sin embargo con ganas de más. Empezaron a acompañar a Sneakers en sus bolos, hasta que, con el bajista de esta formación, Iniciaron un nuevo proyecto, Radio 77. Aunque con parámetros similares a algunas de las características de Snap se emplearon con mucha más contundencia y compromiso político-social. Al igual que su primer grupo, también encontrarían en su apuesta plena por la nostalgia de tiempos pasados, del punk-rock de los 70, un hueco en un círculo fiel de seguidores.
Precisamente ha sido gracias a la insistencia de algunos de estos, claramente insatisfechos con lo escaso de lo publicado por Snap, que se ha conseguido rascar en los archivos de alguno de los miembros de la banda y se recuperaron los temas que no se incluyeron en su momento en el disco, y la cinta que el grupo preparaba para una nueva entrega que nunca se llegó a producir. «Maquetas (1988-1999)» (Discos Regresivos, 2013) fue una edición con detallado y exquisito tratamiento de fotos e información de primera mano a través de la entrevista que Vera y Demi (La Stasi, Rumanía, La Familia Heenan) hacen a Suso y Pedro. Esta última joya de la corona hacía así justicia para con una de las bandas más firmemente instaladas en la memoria de muchos.
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