Hay muchas vidas dentro de una sola. Esto se hace patente en las largas trayectorias musicales. Desde los lejanos años de Aguaviva hasta casi nuestros días, Luis Gómez-Escolar ha sido de todo dentro de la industria musical española. Conocido y reconocido como autor y productor, directivo discográfico y de la SGAE y un largo etcétera que, como una isla, incluye una breve arista de cantautor. Una isla de apenas unos meses de duración, allá por 1974. Ese año, Luis dividía su tiempo entre sus estudios de Psicología, los inicios de su carrera como autor y productor de cabecera de numerosos artistas y la creación de su único disco en solitario.
Luis había participado en la aventura italiana de Aguaviva, incluida sus participaciónes en San Remo; otro de los festivales en que actuaron fue el de Venecia. Allí coincidieron con el músico y director teatral Roberto de Simone. Parece ser que Luis guardaba bastante parecido físico con él y sus compañeros comenzaron a llamarle Simone, que sería la denominación bajo la que acuñaría su trabajo como solista.
Con producción de sus inseparables Julio Seijas y el prematuramente fallecido Honorio Herrero, pone a la venta “Simone” (CBS, 1974). Los sensitivos arreglos de Juan Carlos Calderón y las fotos de un joven fotógrafo llamado Pablo Pérez-Mínguez completan este LP, que ya entonces se presumía de difícil continuidad. Un disco bien valorado por la crítica en su momento y que tras bastantes años de olvido ha ido cogiendo con el tiempo la pátina de disco de culto. Una colección de canciones en las que, junto a algunos títulos en la estela de los cantautores de los últimos 60 y primeros 70, existen atrevidas experiencias sonoras como “Gente”. Todos los temas son composiciones del propio Luis, excepto “Donde irán a parar”, una composición de Cecilia, pareja de Luis hasta su muerte. A ella está dedicada una de las grandes canciones del disco, “Tengo una amiga”, en la que, aparte lo evidente de la letra, la melodía y dicción recuerdan enormemente a los de esta enorme cantautora. Ambos mantenían sus vidas profesionales tan separadas como les era posible, con pocas interacciones entre ambos.
Se publicaron dos sencillos con el contenido de este LP. Primero salió “Canción de Cuna” (CBS, 1974) y algún tiempo después “Tengo una Amiga” (CBS, 1975), que se vendió algo mejor, siempre dentro de unas ventas limitadas.
Como Simone actuó en escasas ocasiones, recordando especialmente sus recitales en la Escuela de Arquitectura y en el Colegio Mayor San Juan Evangelista. Era una época en la que cada fin de semana la oferta universitaria de actuaciones musicales convocaba a un alto número de jóvenes madrileños y la Complutense era un foco de actividad cultural como ni antes ni después se han visto.
El propio Luis nos comenta que su posición preferida ha sido la de un ciudadano más detrás del fondo del escenario y que seguramente ese ha sido el secreto de la longevidad de su carrera.
En 1975 Luis daría por terminado su breve recorrido como Simone y se integraría con sus dos compañeros de siempre en La Charanga del Tío Honorio, un proyecto destinado a ser una ocurrencia puntual, pero cuyo éxito lo extendió durante un año largo. Al mismo tiempo, desarrolló una labor como autor de canciones multi-estilo para nombres tan dispares como Bertín Osborne, Paloma San Basilio, Mocedades, Ana Belén, Miguel Bosé, etc., por citar solo unos pocos españoles con los que trabajó a partir de la segunda mitad de los 70.
Simone, un disco y un cantante poco conocidos dentro de una brillante carrera musical. Un disco que sabe a poco y que supone un fogonazo de la mucha luz que atesoraba este creador.
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