Conocemos a Santi Araújo (Ponteareas, 1993) de su aventura folk pop con La Familia, formación que dejó como testamento un interesante disco: “Esto es Normal” (Ernie, 2011)… “Las canciones que acabaron en el disco de La Familia fueron mi primer ejercicio de buscar sincerarme y encontrarme a través de las canciones. Cuando empezábamos a pensar en un segundo disco, yo buscaba llevar esa exploración un paso más lejos. De haber seguido, tendríamos que haber aportado todos a las composiciones, sino ya no encajaba con mi modo de entender la música”.
Años después Santi empieza un nuevo proyecto en solitario, algo que surge de manera natural… “No decidí en un momento determinado empezar este proyecto, soy el primer sorprendido. Al igual que las canciones que acabaron en ‘Esto es Normal’ (2011), las que aparecen en ‘Catedral’ (2018) surgieron en un momento personal muy intenso. Es en esos momentos en los que necesito girar el espejo hacia dentro, para ver realmente qué está pasando e intentar decírmelo a través de canciones. Llevaba cinco años sin hacer ninguna canción (tampoco lo buscaba) y de repente durante dos meses estuve haciendo dos canciones al día (y eso que la mayor parte del día lo pasaba trabajando)”.
De esta forma nace “Catedral” (Ernie, 2018), un EP debut que se presenta como un “cancionero de dolor expuesto, en el que Santi se desarma y se deja sangrar, a la vez que también se reconstruye a cada nota y cada palabra”. Habla de un proceso de aceptación de uno mismo, de seguir laberintos hasta llegar a encontrarse a uno mismo y alcanzar la catedral, “creo que por primera vez en mi vida noto que me respeto, que estoy orgulloso de ser quien soy. No ha sido fácil, ha costado mucho llegar hasta aquí. Viví una temporada en México y allí me encontré con muchas cosas dentro de mí que estaban inconexas. Volví con crisis de ansiedad y justo cuando toqué ese fondo del que siempre se habla aparecieron las canciones para rescatarme, para ayudarme a reconciliarme conmigo mismo y con el mundo que me rodea”.
A nivel musical nos encontramos con un viaje reflexivo e introspectivo que bebe de la canción de autor, el folk rock y el pop… “Buscaba llevar las canciones a un lugar más sofisticado, y la persona que podía hacerlo realidad era Ralph Killhertz. De todas las canciones que hice en esta época de estallido, elegimos las cinco que más casaban entre sí y ayudaban a crear una fotografía de ese momento… El disco lo grabamos en 360 Global Media, en Madrid. La base (Miguel Rodrigáñez al contrabajo, Gonzalo Maestre a la percusión y Ralph Killhertz al piano) se grabó toda en directo. Los arreglos (panderetas, pandeiros, zanfonas, metales, etc.) los grabamos en Galicia”.
Las canciones salen a su encuentro… “intento encontrarme en ellas. Canto lo que necesito escuchar, lo que necesito decirme”.
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