La segoviana Rebeca Jiménez ha estado desde pequeña sumergida en el universo de los cantautores más clásicos del rock y el blues como Tom Waits, Van Morrison o Bob Dylan. No se trata de una de las revelaciones musicales de los últimos años, ni mucho menos, y tampoco resulta una aportación extremadamente sorprendente al panorama actual, pero conforma parte de ese universo casi sumergido que habita los garitos musicales neo-bohemios de Madrid, y que le confiere cierto aire cercano y casi amigable que hace que le acabes cogiendo cariño.
Tras una infancia y una adolescencia profundamente marcadas por la música y por artistas como Cat Stevens o Janis Joplin, y una juventud a caballo entre Madrid y Viena -ciudad gracias a la cual entró en contacto con la electrónica-, comenzó su aventura en la música en un grupo llamado Rosebud, tocando temas de rock & roll y blues por los cafés madrileños.
Legó a sacar dos álbumes a la luz con su segundo grupo, Madrid de los Austrias, que aún hoy en día sigue en pie pese a no haber conseguido hacer ruido. Poco después afloró su vena electrónica vienesa, lo que mezclado con su gusto por grupos como Portishead o Morcheeba le empujó a formar parte de un nuevo proyecto bautizado como Soulsugar en compañía de David Kano -actual componente de Cycle– con el que no logró éxito y que acabó por disolverse.
Aunque su sueño era ser actriz, nunca pudo llegar a consolidar su carrera sobre las tablas -muy al contrario que su hermana, la actriz Lucía Jiménez ,quien también ha hecho incursiones en el panorama musical como por ejemplo, de la mano de grupos como Maldita Nerea– y, con ayuda de algún amigo, empezó a vislumbrar el terreno de la música con ganas. Ello le llevó a participar en las giras de Quique González para presentar su «Kamikazes Enamorados» (Varsovia, 2003) y “Ajuste de Cuentas” (DRO, 2006), donde además comparte el tema “Calles de Madrid” con el que sería su pareja durante años.
En 2008, y tras un proceso de selección entre todo el repertorio almacenado, Rebeca Jiménez sacó a la luz la que sería su ópera prima “Todo Llegará” (Warner, 2008), donde la sencillez en la combinación de piano, letras y guitarra, junto a una voz algo personal, es un buen reflejo de lo que alguien subido a un escenario puede hacer sentir a quien va a disfrutar de un poco de música. Su segundo álbum llega en 2011 contando con la producción de Bori Alarcón y la colaboración de Carlos Tarque. Su título: «Valiente» (Warner, 2011).
Comentarios