Reducir a locutor a José Domingo Castaño es ser injusto con una de las personalidades más conocidas de la comunicación española durante varias décadas. Desde luego, ha tocado muchos palillos en su vida y uno de ellos ha sido el de cantante.
José Domingo nació en Padrón (La Coruña) en octubre de 1942 en una familia de doce hermanos y se crió en la época dorada de la radio, peregrinando por varios colegios religiosos de Galicia, Asturias y Palencia, donde se le instó a tomar los hábitos. Pero la radio le había enganchado para siempre. Esa sí era su vocación. No es de extrañar, por tanto, que se presentara a una selección en Radio Galicia, emisora de la Cadena SER en Santiago de Compostela, y consiguiera una plaza. Como aquello repercutía más bien poco en su bolsillo, siguió trabajando de contable en una empresa de su pueblo.
El último día del año 1966 coge un tren y se va a Madrid. Lo primero que hace es ir a despedir el año en la Puerta del Sol. Aquel provinciano traía bajo el brazo un contrato para La Voz de Madrid, donde haría su primer programa: Club Musical. De ahí pasaría a la antena de Radio Centro, donde haría Discoparada, su primer programa más o menos importante. Simultáneamente, comenzó a cantar en algunos grupos madrileños de escaso recorrido.
En 1968 entra por vez primera en TVE para presentar el modesto programa Biblioteca Joven; allí coincidirá con otra alevín de presentadora, una maestra llamada María Luisa Seco, con la que se casaría en 1971. Pero lo suyo era la radio y ahí se estaba dando pasos de gigante. La cadena SER lo repesca en 1973 para sus programas musicales Voces a 45 y Viva la Radio. La pequeña pantalla vuelve a llamarle para presentar A Todo Ritmo. Es uno de los comentaristas y presentadores musicales más prestigiosos y define una imagen muy personal. Su siguiente paso será presentar el programa musical por antonomasia, El Gran Musical.
Está en la cresta de la ola y no es exagerado decir que es una de las personas más populares del país, al menos entre los jóvenes. Entonces decide lanzarse de cabeza a la interpretación y edita “Neniña / Nuestros Dos Caminos” (Belter, 1974). A pesar del sentimentalismo efectista y a una mala mezcla de cantado y recitado, el tema principal, compuesta por Emilio José, vende horrores. Aquel soniquete de “viste pantalón vaquero y las camisas de cuadros. Tiene sencillez oscura y en su alma tiene su armario” se oye por doquier aupada por la todopoderosa Cadena SER. No llega al número 1 ni en ventas ni en Los 40 Principales, pero roza en ambas clasificaciones este puesto. Firma el disco como Pepe Domingo, quizá queriendo marcar una línea divisoria entre su actividad radiofónica y la de cantante. Con este primer sencillo, el de Padrón demuestra dos cosas: que cualquier cosa puede venderse bien con una buena campaña publicitaria y que una buena voz hablada puede resultar penosa cuando se trata de cantar. Presenta en esos tiempos una imagen física caracterizada por un flequillo calado hasta las cejas y unas enormes gafas de pasta con ventanas de densa cristalera. Su vestuario fluctúa entre los repegados suéter tipo fórmula que le confieren un aire de buen embutido y los ternos entallados con pantalón campana a juego que le presentan como un sicoanalista buscando clientes en la discoteca.
Su siguiente disco viene encabezado por una vieja canción de José Luis y Su Guitarra: “Mariquilla” (Belter, 1975) a la que se le acopla un ritmo más o menos funky. Vuelve a dar en la diana. No en el centro de la misma, pero al menos no se sale de la diana comercial. Su carrera periodística sigue viento en popa y entre disco y disco recibe el Premio Ondas, algo así como el Goya de la comunicación en ese momento, por su Gran Musical. Castaño coloca este espacio en el cénit de la radiodifusión española, sucediendo a mitos como Tomás Martín Blanco.
Siempre a la que salta, Pepe Domingo hace discos promocionales para El Corte Inglés y para la Oficina de Turismo de Portugal. Más tarde también cantaría en alguna de las sintonías de sus programas deportivos.
Al año siguiente aparece su primer long play,“A Ti, Neniña” (Belter, 1976), que contiene sus éxitos anteriores y lo que serán sus nuevos sencillos. Temas costumbristas de regionalismo tópico como “Rianxeira”, “Galeguiño”, “Negra sombra” o baladas ampulosas con mucha orquesta y coro, como “Te canto porque te quiero”. Sus prestaciones vocales han mejorado, pero el fogonazo de la oportunidad anda ya extinguiéndose y ni el LP ni los dos pequeños que maman de sus estrías venden cantidades apreciables.
Claro que eso ocurría en España, porque sus canciones habían volado sobre el Atlántico y anidado en México. Deshace su contrato con Belter y ficha por Melody. Este sello azteca estaba aquí representado por Movieplay. Allí firma “Motivos” (Movieplay, 1978), seguramente su canción más recordada. Es disco de oro en aquel país y obtiene unas ventas estimables en nuestro país. Enseguida aparece el LP homónimo, “Motivos” (Movieplay, 1978), con bastantes canciones compuestas por el propio José Domingo que, ahora sí, firmaba con su nombre completo.
Pero su carrera televisiva le llevaba ya a presentar uno de los más populares programas de la historia: 300 Millones, que se hacía en España y se emitía además en toda Hispanoamérica. Poco a poco fue dejando la música y se centró en exclusiva en lo que de verdad sabía hacer. Por ambas cosas, todos salimos ganando.
Rompería fugazmente su retiro discográfico para grabar una serie de recitados del poeta cubano José Ángel Buesa que conformaron el LP “José Domingo Castaño Recita Poemas de Amor de José Ángel Buesa” (RCA, 1980), un trabajo en el que afortunadamente ni canta ni compone.
A finales de los 80 se reinventa como comentarista deportivo estrella de la Cadena SER con Vuelta Ciclista a Francia y Carrusel Deportivo, programa con el que batirá todos los récords y donde permanecerá durante dieciocho años consecutivos. En 1985 se casará de nuevo, esta vez con María Teresa Vega.
De la SER pasaría a la Cadena COPE, donde ha pasado por diversos programas deportivos hasta el actual Tiempo de Juego. En estos últimos años ha publicado también varios libros de ensayo sobre la radio y la comunicación y ha recibido diferentes premios a toda una vida tras el micrófono. Tras el micrófono de la radio, claro; pues el otro no pasó de ser una anécdota en la vida de este comunicador.
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