La primera vez que Álvaro Tello y Pedro Camacho tocaron juntos, iban al colegio y fue tras la cena de fin de curso de 8º de EGB, cuando Sor Lorenza les dio la oportunidad de debutar en su San Clemente natal. Sus caminos musicales siguieron distintas sendas, hasta que en mayo de 2007 Pedro, bajista de Clovis, reúne una serie de canciones que había compuesto y decide grabarlas. Fino Oyonarte, también miembro de Clovis, le pone en contacto con el ingeniero de sonido José María Rosillo, quien tras escuchar las maquetas decide ceder su estudio madrileño. Es entonces cuando sus caminos se vuelven a juntar, uniéndose Álvaro al proyecto, y aportando también unas cuantas canciones.
En 2008 veía la luz «Nagasaqui» (Junk, 2008), un disco de indie-pop eléctrico y directo -su single sería «Gilipollas»-. Así nacía el proyecto bicéfalo que es Nagasaqui, en el que ambos controlan prácticamente todo el proceso creativo y de grabación, sin interferencias externas, salvo mezcla y masterizado, a cargo de José María Rosillo.
El disco pronto encuentra su lugar, y les lleva a participar en festivales como el Sonorama, el Lemon Pop o algunas fiestas de presentación del Contempopránea. Por tocar, incluso tocaron en el Viñarock, un festival en el que les hacía especial ilusión participar, a pesar de que en principio no es donde mejor encaje su propuesta. En los directos se hacen acompañar de Clara (de Los Autonautas, perteneciente también al nuevo proyecto que aúna a Fernando Márquez y Charlie Mysterio, de Los Caramelos, La Ruleta China), Piña a la batería y Antonio a los teclados.
En las mismas entrevistas del momento ya dejaban caer que el segundo disco lo iban a afrontar de una manera menos electrónica, dando más pie a las guitarras. Y así es, en «Sor Lorenza» (Audiomatic, 2010), se desprenden de todo artificio para encaminarse hacia un sonido pop más clásico dentro de lo que es el underground patrio, con el que esperan seguir abriendo brecha en un panorama independiente cada vez más competitivo y el que cuesta sangre, sudor y lágrimas hacerse oír.
Los de San Clemente confían en sus canciones, cada día están más seguros de lo que hacen, e incluso ya tienen preparadas unas cuantas de cara a un posible tercer largo. Unos currantes del pop. Sin embargo, en junio de 2011 Nagasaqui anunciaban a través de su página en Facebook el fin del grupo debido a que sus circunstancias actuales les impedían mantener el nivel de ilusión y dedicación que el proyecto requería, cerrando, de este modo, un periplo de tres años.
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