La segunda etapa que se había concedido Automatics resultó mucho más accidentada de lo esperado, por lo que no es de extrañar que tanto Manuel Aranzana y Alfonso Linares – Poncho –, dos de sus miembros históricos, decidieran tomarse un descanso una vez que el grupo termina parando. Manuel se marcha a Madrid por cuestiones laborales, y allí colabora con el grupo Stereoskop, contribuyendo con su guitarra para uno de sus discos, «Time Means Nothing» (Clifford, 2019)Añade este contenido, y en un concierto en directo en el que teloneaban a She Wants Revenge. Pero no, Manuel no estaba en la situación ideal para poder disfrutarlo: «En esa época estaba un poco desencantado de la música y tampoco me sentía parte de esa banda«. Por su parte, Poncho también decide cortar por lo sano: «Yo me desintoxiqué de distorsiones y me pasé al violín y banjo».
Es por ello por lo que, habría que esperar al regreso de Manuel a Linares (Jaén) un año después, y que llamara a su amigo con la propuesta de retomar los instrumentos, para volverles a ver implicados en un proyecto musical juntos. «Los primeros ensayos fueron muy complicados. Nuestra forma de componer para Automatics había que borrarla de un plumazo y eso es muy difícil después de tantos años. Las comparaciones iban a surgir sí o sí» comenta Poncho a la hora de describir las dificultades del comienzo. Manuel se manifestaba en la misma línea: «Los ensayos iniciales fueron un poco frustrantes, dimos muchas vueltas hasta conseguir algo con lo que poder trabajar».
La banda empieza teniendo a la pareja de amigos al cargo de las guitarras, a Jorge Ortuño a la voz y batería y como bajista a Leo Fernández, que ya aportara colaboraciones en uno de los últimos trabajos de Automatics. Sin embargo, la formación cambia a los pocos meses con la marcha de Jorge, tras lo que se produce la entrada de Josué Sánchez como cantante, mientras que de la batería se encarga Leopoldo Morales.
Y a la hora de bautizar a la nueva banda se dejan convencer por la insistencia de Poncho y su atracción por el militar japonés encargado de organizar los escuadrones de kamikazes durante la Segunda Guerra Mundial: «Me atraía el misticismo del personaje y su historia como inventor de los pilotos suicidas».
El confinamiento decretado tras la pandemia vírica supone un parón en las actividades del grupo que, precisamente, se ponía en marcha tras la estabilización en su formación. Les pilla justo en pleno proceso de composición de los primeros temas de su repertorio.
En esa lucha que de manera inconsciente han mantenido para marcar diferencias con respecto a la sombra alargada que ha proyectado siempre la marca Automatics, la contribución de la banda actual ha sido fundamental: «Son muchos años tocando juntos, era fácil volver a lo mismo de siempre. De lo que comenzamos componiendo para Motoharu Okamura a lo que finalmente ha terminado en el disco no tiene nada que ver. El resto de la banda fue el filtro para que eso no ocurriera», explica Poncho.
Y es que, aunque la mayor parte del primer material de la banda lo empezaron a elaborar entre Poncho y Manuel, la aportación del resto fue fundamental: «La entrada de Josué ayudó a terminar muchas melodías y letras que nos faltaban. Leo y Leopoldo son los encargados de arreglarlas rítmicamente con bajo y batería», cuenta este último.
La grabación del primer disco de Motoharu Okamura comienza con el trabaejo artesanal del propio grupo: «Todos los instrumentos, arreglos y voces están grabadas por nosotros en nuestro estudio, la mezcla y masterización la hicimos en un estudio profesional con Santi Villar que ya había trabajado anteriormente con Automatics», explica Manuel. Se empezó por partes y mezclas durante todo el 2021 y terminaron en el mes de octubre de ese año.
El estreno en directo se produce el 8 de abril de 2022 en la sala Nana de Ciudad Real. Poncho recuerda la ocasión: «Tuvimos muy buena acogida. sobre todo fans de Automatics».
Un tiempo después vería la luz Motoharu Okamura» (Clifford, 2022), el estreno en vinilo de los andaluces que saldría a la calle de la mano de Clifford Records, sello con el que habían trabajado tanto Automatics como Husband, otro de los proyectos de Manuel. Con diseño en la portada y contraportada a partir de una composición similar a la del «Definitely Maybe» (Creation, 1994) de Oasis con foto en una habitación con el grupo o diferentes motivos japoneses, todo ello bajo la atenta mirada del piloto nipón que da nombre al grupo, el disco está lleno de momentos intensos.
Canciones con atmósferas densas tejidas a base de guitarras y efectos, mantiene el nivel bien alto durante toda su escucha, atrapando especialmente la oscuridad de los dos primeros temas «Ya somos tres» y «Lluvia de ángeles». «Son las que se diferencian del resto. En la primera hemos metido incluso violines que parecen de todo menos eso«, cuenta Poncho de esas dos primeros canciones. Las referencias que vienen a la mente pasan, sí, por The Jesus and Mary Chain o Dandy Warhols. «Nos encanta la saturación en las guitarras», concede por su parte Manuel cuando le sugerimos esas posibles inspiraciones en el sonido de Motoharu Okamura.
Un disco no exento de cierta dosis de responsabilidad, más que nada porque sientan que en su debut, , haya...
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